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Los kickers están más de moda que nunca en la NFL 2016

En football fantasy el kicker casi nunca importa, pero en el mundo real puede marcar la diferencia entre un equipo perdedor y uno con aspiraciones a todo.

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Los kickers están más de moda que nunca en la NFL 2016
Robert DeutschUSA Today Sports

El football fantasy está provocando que nuestra percepción sobre los kickers esté cambiando. Y eso es un error.

El año pasado, los 26 jugadores que más puntos anotaron en la NFL fueron kickers. Lógico, me diréis, hay muchos jugadores en un equipo que pueden anotar un touchdown, pero solo uno que pegue patadas entre palos. Vale, lo admito, es verdad, pero ¿quién no mimaría y elegiría con lupa al tipo que está destinado a convertirse en su máxima fuente de puntos?

Sin embargo, en el mundo fantasy, en el que normalmente las ligas están formadas por una docena de equipos, el kicker no importa demasiado. Lo normal es que sea elegido en la ronda 14, justo antes de la defensa. Esa decisión fantasy tiene todo el sentido. La diferencia entre el mejor kicker y el que acabó en el puesto doce en fantasy en 2015 no llega a tres puntos por semana. Y en la agencia libre siempre hay disponibles kickers de sobra.

Sin embargo, en la NFL no es tan sencillo encontrar un kicker estelar. Y su rendimiento no solo afecta al porcentaje de patadas completadas, sino a la forma de jugar de todo el equipo. Los kickers crean unas líneas imaginarias que dividen el campo y marcan decisivamente la forma de jugar de un ataque o una defensa.

Todos asumimos que un kicker es prácticamente infalible en una patada de menos de 40 yardas. Cuando no la enchufan a esa distancia, casi siempre se debe a circunstancias externas (climáticas, estado del terreno, falta de coordinación entre long snapper y holder…). De hecho, los errores son rarísimos en patadas de menos de 40 yardas, y dos o tres fallos seguidos en un corto periodo de tiempo puede costarles el trabajo o dejarles en la picota.

Sin embargo, todo cambia a partir de esa distancia. La cifra mágica que divide lo sencillo de lo complicado casi todos la tenemos marcada en la patada de 48 yardas, con el snap saliendo desde la línea de campo que marca la yarda 30. Y esa línea la tienen grabada a fuego todas las defensas de la NFL. A partir de ese punto cualquier avance rival aumenta exponencialmente la posibilidad de anotar puntos.

Por eso un kicker inseguro, o en mala racha, afecta directamente al rendimiento de un ataque. No es lo mismo jugar con la casi certeza de que tu francotirador va a enhebrar la aguja a una distancia, que con la ansiedad de tener que llegar un poco más lejos para ver si suena la flauta y entra aunque sea rebotando. Y al fin, los ataques con kickers en mala racha suelen bajar también su rendimiento, porque se ven obligados a asumir una responsabilidad añadida que les afecta mentalmente.

Y todo lo contrario. Ahora hay equipos que como pisen la yarda 40 rival en un dome, sacan al kicker sin complejos, la enchufan entre palos, y acortan el campo hasta convertirlo casi en una mesa de billar. algo imposible hace muchos años y que confirma que es una posición que ha evolucionado una barbaridad.

En la temporada 2016 las defensas están de moda, pero lo que de verdad está siendo revolucionario, es el trabajo de los jugadores que usan los pies como principal herramienta de trabajo. Tanto los kickers, que con los cambios de reglamento se temían que su trabajo podía terminar convirtiéndose en testimonial, como los punters, están siendo más decisivos que nunca en el devenir de muchos partidos, y las batallas posicionales, que tradicionalmente han sido feroces en la NFL, este año están alcanzando un protagonismo inusitado.

Y entre nosotros, hay pocas cosas en la NFL más apasionantes que un sack descomunal, pero que un punter deje la pelota dentro de la yarda 5 repetidamente, también puede llevar a una grada al paroxismo.

Por tanto, creo que aunque en football fantasy el kicker no le interese a nadie, un equipo de verdad que aspira a ganar el anillo debe tener un muy buen francotirador en su plantilla... y algunos, lamentablemente, no lo tienen, aunque su historia humana pueda ser maravillosa.