Blake Bortles, el quarterback de los minutos de la basura

337 yardas de pase. 3 touch downs. 0 intercepciones. 97.5 de quarterback rating. ¿Quién no querría esas estadísticas para el QB titular de su equipo? Son números no sólo decentes, sino que casi que espectaculares. Y resulta que son los que produjo Blake Bortles ayer en el terrible partido de los Jacksonville Jaguars frente a los Tennessee Titans en el que fueron vapuleados y, de forma efectiva, condenados al fracaso ya no esta temporada sino como proyecto global.

Los números engañan. Las Fantasys hacen que se tengan percepciones diferentes de jugadores que, en realidad, no están aportando en exceso para que su equipo tenga éxito. Y es posible que el mayor ejemplo de todo ello sea esta Blake Bortles cuya estadística más fiable es la siguiente: en los diez partidos en que ha lanzado para más de 300 yardas los Jaguars han ganado... cero veces.

Se ha convertido en un favorito de las Fantasys y en la perfecta definición de QB de minutos de la basura. Cuando peor le va a su equipo, cuando está a más de dos anotaciones de distancia, es cuando saca a pesar ese brazo tan magnífico que tiene y cuando comienza a encontrar a sus receptores desmarcados.

Con eso y un euro te dan, en algunos sitios, un café con leche.

Porque no tiene ninguna sustancia y es un ejemplo perfecto de cómo el foco de un buen QB, un buen ataque, un buen equipo de football no tiene que tener relación alguna con ciertas estadísticas. A veces coinciden, a veces no, pero el material para juzgarles ha de ser otro. Y es otro.

Es ese que dice que en su tercer año Bortles está dejando muchas más dudas que certezas. No cabe duda de que físicamente está para jugar en esta liga. Construido con un molde que exclama "QB con brazo potente y capaz de correr a la vez que absorber golpes" enamoró a los ojeadores y se elevó al número tres del draft. No escondo la patita en este tema y subrayo que me pareció una elección perfecta para los Jaguars y un tipo capaz de ser élite en esta liga.

Por lo visto hasta ahora, me equivoqué de cabo a rabo. Salvo si me fijo en los minutos de la basura, claro, o lo quiero para dirigir mi Fantasy.

Pero aún queda una esperanza, una coartada. Se trata de Gus Bradley. El entrenador de los Jaguars va a pasar a la historia como el peor de la época moderna de la NFL, pues nadie desde que existe la Super Bowl había perdido tantos partidos y se había mantenido en el puesto. Su labor como director del proyecto es tan patética que hace que todos los que pertenecen a él, Blake Bortles el primero, tendrá la oportunidad de resarcirse el año que viene cuando haya un nuevo entrenador. Que lo habrá, sin duda. Y entonces habrá que evaluar que parte de culpa era de Bradley y cuanta de unos jugadores que están rindiendo muy por debajo de lo esperado.

Blake Bortles tiene talento. Sobre todo para que los minutos de la basura de los partidos se conviertan en un festín para que su agente se presente a negociar un nuevo contrato con unas estadísticas nada malas. Mentira pura, desde luego, pero con una narrativa que alguien comprará. De momento la única gran verdad con este QB es que es el ejemplo perfecto de la mentira que, a veces, esconden los grandes números.