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AFC norte desde dentro

Los Browns confirman a Hue Jackson en su puesto... ¡Peligro!

Jim Haslam ratificó al entrenador Hue Jackson pese a no conseguir ninguna victoria aún. Los resultados nunca fueron el objetivo, pero la imagen dista de ser la óptima.

Actualizado a
CLEVELAND, OH - NOVEMBER 20: Head coach Hue Jackson of the Cleveland Browns looks on during the second quarter against the Pittsburgh Steelers at FirstEnergy Stadium on November 20, 2016 in Cleveland, Ohio.   Jason Miller/Getty Images/AFP
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Jason MillerAFP

Cada vez con más frecuencia, vemos como “nuestro football” va adquiriendo tics, y no precisamente los mejores, del “otro futbol”. Polémicas arbitrales, jugadores teatreros… y últimamente, la pérdida de paciencia con los entrenadores en un deporte que hasta no hace mucho hacía del continuismo de los técnicos una de sus señas de identidad. Cuando en el “otro futbol”, un presidente comunica a los medios su “absoluta confianza en el proyecto y su incondicional fe en el entrenador”, en realidad está diciendo que “a la próxima derrota, se va a la calle”. Tras la 12ª derrota de la temporada, Hue Jackson compareció más tarde de lo habitual en rueda de prensa para señalar que venía de hablar con el propietario de los Browns, quien le había transmitido su total apoyo. Saquen ustedes sus propias conclusiones.

El malestar de Jim Haslam es evidente. Dicen que la paciencia no es la principal virtud de los millonarios (espero algún día poder verificarlo por propia experiencia), y desde luego no lo ha sido desde que adquirió los Browns en 2012, con continuos cambios de personal, producto de no haber visto sino campañas perdedoras. Ahora además debe soportar chistes de mal gusto sobre la trayectoria del equipo. Presumo que en la mencionada conversación surgirían términos no aptos para horario infantil. El dueño del club, harto de metodologías tradicionales que no funcionaban, dejó la gestión de la plantilla en manos de graduados de Harvard con más experiencia en estadística que en football, y cuyo principal mérito estaba siendo contenerle.

La imprescindible limpieza que realizaron fue excesiva. No renovaron a quienes terminaban contrato y dieron salida a lo no comprometidos con el proyecto. Haber retenido a algunos hubiera hecho algo mejores a estos Browns; pero realmente, salvo el center Mack, ninguno de los emigrados está revolucionando la liga en sus nuevos equipos. No obstante, prescindir de la figura del veterano de referencia está ralentizando la adaptación de tanta joven promesa. El acertado fichaje de Collins se hizo necesario por este motivo. En ataque, Joe Thomas sigue siendo un ejemplo; pero en defensa, el bajo rendimiento de Joe Haden le ha hecho perder dicho estatus. Por otra parte, seguir en el draft los planteamientos del método analítico SPARQ (explicados en el artículo “El mayor capital de los Browns tras el draft es la ilusión”) tampoco parece que esté reportando los resultados apetecidos.

Pero dejemos a los cerebritos reflexionando sobre sus decisiones de despacho y volvamos al apartado técnico. El escozor por la bronca recibida le hizo pronunciar a Jackson un encendido discurso de reafirmación en su proyecto y jugadores, advirtiendo a sus rivales que aprovechen ahora que están en la lona, porque no tardarán en levantarse. Aquí discrepo. La reconstrucción que están realizando les va a llevar como mínimo otra temporada. Perder este año estaba asumido, pero transcurridas tres cuartas partes de la competición, no se aprecian síntomas de mejoría que hagan albergar esperanzas sobre el próximo curso. Presiento que buena parte del enfado del propietario lo provoca sentirse estafado. Esto durará más de lo que le prometieron.

La defensa no consigue parar a nadie. Es el equipo que encaja más yardas y el peor en porcentaje frenando terceros downs. Su fuerte debía ser la secundaria, y ésta se ha desplomado con estrépito. Haden ya no es el cover-corner que era. Tramon Williams acusa la edad y los safeties no están funcionando por todo lo contrario: su juventud e inexperiencia. La única nota positiva es el undrafted Boddy-Calhoum como slot-CB, pero la unidad necesitará una profunda renovación en 2017. El front-seven mejoró mucho con la llegada del OLB Collins. Retenerle debe ser prioritario. También se confirman los jóvenes Shelton (NT) y Kirksey (ILB), así como los rookies DEs Ogbah y Nassib. Aún con la vuelta de los lesionados Poyer (DB) y Bryant (DE), me salen mínimo 4 plazas de titulares a cubrir que será complicado encajar.

En ataque, todo pasa por una nefasta línea ofensiva, a quien la reciente lesión del OG Greco no hace sino aumentar sus problemas. Suya es la responsabilidad de haber debido alinear hasta 6 QBs diferentes, y que un juego terrestre entre los mejores al inicio del campeonato haya caído en picado. Erving es una desgracia como center, lo cual no quiere decir que no pueda ser aprovechable en otra posición (aguador, taquillero… usen su imaginación). El fichaje de Bailey (OG) y la renovación de Pasztor (OT) no dieron resultado. Los novatos Coleman (OT) y Drango (OG) aún no están preparados. Media unidad debería ser nueva en 2017, y acoplarlos no será inmediato. El juego de carrera adolece de un RB norte-sur capaz de percutir las defensas contrarias; y el de pase, un auténtico WR1 que libere espacios y vigilancia para que pueda lucir Corey Coleman, por más que Pryor esté deslumbrado en su reconversión y apunte al galardón “comeback player of the year”. Aun renovando al exQB, quedaría todavía mucho por ajustar.

Y por fin llegamos al debate definitivo. ¿Merece la pena draftear un quarterback con el que probablemente será el pick#1 del próximo draft? Con el estado actual del equipo, y en especial de la línea, tengo serias dudas. De ahí la celeridad con que están intentando recuperar a Robert Griffin, por si todavía pudiera ser útil (Kessler nunca fue el plan “A” sino un proyecto de suplente a medio plazo para reemplazar a McCown, y que ha respondido francamente bien). Si es así, no descartaría la posibilidad de volver a negociar el pick para obtener más elecciones con las que rellenar los múltiples huecos. No obstante, si Jackson considera que su crédito se agota, hará lo que todos antes en su situación: comprarse un QB novato y ligar su futuro al desarrollo de la prometedora estrella en ciernes. Los antecedentes, advierto, no son buenos.

La campaña 2016 ya no tiene remedio, más allá de conseguir cuanto menos alguna victoria con que maquillar la vergüenza. Preveo que 2017 será similar. La NFL necesita a Cleveland. La AFC Norte necesita unos Browns competidores. Yo personalmente estoy deseando relatar la historia de recuperación de la orgullosa franquicia del dawg pound, que humilla a todos quienes tanto se rieron de ella. Me temo que tardaré en escribirla. Ojala me equivoque.