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BALONMANO

Los Márquez, una saga de madrileños en la liga Asobal

Álex y Chema juegan en el Granollers y el Guadalajara respectivamente. La semana pasada se vieron las caras y luego comieron juntos.

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Los Márquez, una saga de madrileños en la liga Asobal
Rodolfo MolinaDIARIO AS

El balonmano español es casi una familia, porque en la élite actual hay muchos jugadores hijos de antiguos jugadores o de entrenadores, incluso hay rivalidad fratricida, como la de los asturianos Entrerríos, los vascos Aginagalde, los levantinos y gemelos Guardiola… Y ahora, ha nacido una madrileña: los Márquez.

Alejandro y José María Márquez están en la Asobal. Son hijos de Ricardo Márquez, que fue jugador en los noventa y en la primera década del siglo, y que ahora se dedica a seguir la evolución deportiva de sus hijos, que eligieron el balonmano siguiendo los pasos del padre. Alejandro (Madrid, enero de 1995) es un lateral zurdo, como su progenitor. Mide 1,93 de altura.

Desde el Alcobendas pasó a la cantera del Barcelona, pero la temporada anterior, cuando el Granollers perdió a Guillerme, solicitó al Barça el fichaje de este jugador para completar su plantel. Su hermano José María (Madrid, diciembre de 1996) ya estaba en el Guadalajara, un primera línea diestro (1,85) muy fuerte.

El domingo pasado se enfrentaron en Granollers, con victoria local con 10 tantos de Chema, que acaba la primera vuelta como el segundo máximo goleador: “No es que me tirase hasta la zapatilla, es que había muchos lesionados y debía lanzar, incluso algunos tiros forzados en pasivo”.

Alejandro y Chema Márquez.
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Alejandro y Chema Márquez. Rodolfo MolinaDIARIO AS

Álex también destacó, cuatro tantos y triunfo. Un buen balance para él, que no estaba jugando mucho tras salir de una lesión. Una inyección de moral para la Copa Asobal, que jugará con su equipo este fin de semana en León. “Me hizo ilusión medirme con Alex, aunque ya hemos jugado muchas veces juntos. En las categorías inferiores coincidíamos un año sí y otro no”, comenta Chema, el más joven, que asegura que en este encuentro no tuvo compasión con su hermano, “porque en la pista no se juega pensando en la familia”: “Es un rival, simplemente”.

Eso sí, los Márquez pudieron pasar la tarde juntos, porque el partido fue por la mañana y el Guadalajara se volvió a Madrid a última hora de la tarde. La comida la pagó el mayor, “que para eso ganó el partido”. El que faltó fue Ricardo, porque aunque sigue a sus hijos, esta vez no se pudo desplazar. Pero la Navidad la pasan todos juntos en Madrid, “que este diciembre no hay Selección júnior”, comenta Chema, que, como su hermano Alex, es uno de los seguros en las Selecciones inferiores.