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ABUSOS SEXUALES Y DEPORTE

Peñalver: "Te vencía el sueño y te despertabas con él encima"

Antonio Peñalver relata por primera vez en El País los abusos sexuales que sufrió por parte de su exentrenador Miguel Ángel Millán.

Actualizado a
Peñalver: "Te vencía el sueño y te despertabas con él encima"
EL PAÍS

La detención el pasado lunes de Miguel Ángel Millán ha puesto al descubierto una serie de presuntos abusos sexuales cometidos por el preparador a lo largo de varios años.

Una de las presuntas víctimas de Millán, Antonio Peñalver, medalla de plata en decatlón en los Juegos Olímpicos de Barcelona, narra este domingo en el diario El País los abusos que sufrió por parte del que fuera su entrenador: “El proceso anterior está perfectamente planificado, y es muy cuidadoso. Antes de atacar, él te deja absolutamente aislado. Tus compañeros son enemigos. Como yo iba a ser bueno, como yo prometía y era especial... Eso es lo que todos los elegidos se creían”

En ese plan de adoctrinamiento, Peñalver cuenta como Millán se convirtió en el centro de su vida: “Te desarraiga de tu familia y así se hizo mi padre, mi consejero, mi amigo, todo. Todo”. Peñalver compartió casa con su mentor hasta convertirse en “uno más de la familia. Hasta que llega el momento en el que, de repente, una noche te está tocando. Al final te vencía el sueño y te despertabas con él encima: Yo intentaba no quedarme dormido”, asegura el exatleta.

Según cuenta Peñalver en El País, habría sufrido estos presuntos abusos con unos 13 años y admite que el pueblo entero lo veían como un "puñetero Dios". "Este hombre se compró una casa casi caída y los niños íbamos ahí a entrenar y también a restaurar la casa. Hacíamos de peones de albañil, críos de 14 años. Esto muestra el poder y la imagen que tenía en el pueblo como para que un montón de chavales estuviéramos allí, conscientes los padres de que estábamos con un señor que era un puñetero Dios, de imagen intachable, esa de ayudar a los pobrecitos con necesidades económicas, ayudar a los chicos con problemas para que el deporte los reconvirtiera, los alejara de los vicios... Hasta que desaparecían. Sospecho que los que desaparecían era por lo mismo", asegura.

"Cuando eso se repitió cinco o seis veces, dejé de ir a las excursiones, y entonces me convertí en invisible. No volvió a tocarme más. ¿Denunciar? Después del 92 lo pensé y lo vi claro, e incluso intenté hacer algo pero me lo desaconsejaron legalmente por las consecuencias que podía tener contra mí... Y ese es otro peso que llevo encima. Hacia 2002 o 2003 yo lanzaba solo peso y bastante, y un día en la pista de Elche estaba él con su hijo Germán y se me acercó a pedirme perdón. Es la única vez que hemos hablado. Le dije que se perdonara él si podía. Y él me contestó, con su soberbia habitual, veo que sigues siendo el mismo niño que has sido siempre", sentenció Peñalver.