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42 CONTRA 1

AS cumple su reto de 42 contra 1

Los 42 corredores que formaron el equipo de AS volaron para cruzar la línea de la EDP Rock 'n' roll de Madrid en 2h:10:21, segundos, tras el ganador Bonsa Dida
Dakar 2018: Lima-Pisco

Actualizado a
AS cumple su reto de 42 contra 1

Y el reto se convirtió en hazaña. Porque AS lo logró. Su 42 contra 1, cruzar la línea de la meta a la par de la cabeza de la EDP Rock' n' roll de Madrid. El primero fue el etiope, Bonsa Dida, número diez a la espalda, 2h:10:16’’, el segundo AS, con un tiempo de 2h:10:21’’ Cuando Javier Sánchez cruzó la meta, corría por él y por todos sus compañeros.

Por sus 42 compañeros, todos esos que, en los kilómetros anteriores, fueron arañando kilómetros, dejándose la vida en el asfalto. Porque el reto de AS era ese, correr una maratón, la prueba más dura del atletismo, 42 kilómetros 195 metros, puro individual llevado al grupo, al equipo. Ningún corredor excepto Arturo Casado (1), Juanma Bellón (2) y Juan de la Blanca (42) era federado, todos amateurs. El ácido láctico muerde pero no debe. De tus piernas depende todo el reto. Aunque sólo sea un kilómetro. Da igual que muerda, se pasa.

Durante mucho tiempo fue duro. El reto de AS se había quedado en un lugar entre la cabeza y el primer grupo descolgado, pero no había referencias, esos fueron los kilómetros más duros, los que vinieron después del 4 (Jesús Berruguete), 5 (Pepo Fuente), 6 (David Pajarero), acompañaba el aleteo del helicóptero pero no estaba sobre las cabezas, no se veía el coche con la marca, las piernas de la cabeza. “Yo pensé que se me había pasado el relevo, que había doblado, porque la cabeza había pasado hace mucho y no veía mi relevo”, cuenta el kilómetro 7, Rubén Mediavilla. Entonces llegó y metro a metro AS intentó ir recortando mientras, en las aceras los aplausos, los gritos (“son los del relevo, vamooooos”) daban aliento, eran gasolina. En el kilómetro del 9 al 10, Álvaro Pinel comenzó a volar sobre sus Adidas amarilla fosforitas. El coche, empezó a asomar por ahí. En el kilómetro 17, cuando José Luis Guerrero dobló en Alonso Martínez para Santa Engracia, ya estaba más cerca, pero aún lejos. AS iba pasando corredores élite. El dorsal 14, el 21.

“Yo pensé que éramos capaces de lograrlo”, quien habla es Daniel Manzano, uno de los benjamines del reto, 16 años que hoy eran 17. Se acercó a ver el kilómetro 20, el que pasaba por la calle Bailén y lo vi lejos, “lo vi difícil, que no lo lográbamos”. No tuvo tiempo de pensar mucho más, el suyo sería el kilómetro 38 al 39, debía volver a la Castellana para calentar y correr a morir su mil.

Entonces llegó la Casa de Campo, y la remontada. Los corredores de AS alcanzaban los 27 kilómetros por hora. Veinte exactos, eso marcaba el contador de mi bici Orbea Katu eléctrica, con la que seguía la rueda de la Orbea Keram de Juan Mora quien, pegado a los corredores, no dejaba de alentar. Él marcaba el ritmo de sus piernas. “Tranquilo, tranquilo, hemos llegado hasta aquí y tú puedes”. A Carlos Figueroa no hacía falta, corría a 2:51 y aún le sobraba, en él comenzó la remontada. Luego el testigo lo cogió Javier Renta y la voz de su hermana, Begoña, también en bici, con una Go-pro en el casco para grabar la hazaña, se sumó a las de AS para alentar a los corredores. La cabeza ya estaba ahí. El aleteo del helicóptero sobre sus cabezas. Y ya no se escaparía. A Mateo Blazquez, el futbolista del reto que nunca había corrido, corrió con el Calderón de fondo. Por delante ya sólo tenía tres corredores. Estaba. AS lo había logrado. Zapateando esa calle de Madrid ahora vacía de tubos de escape, que habían tomado las Adidas, las Nike, las Brooks, las Asic, las zapatillas de deporte. Quedaba un repecho, pero desde ese momento AS no dejaría de correr en cabeza, casi, en cabeza, tras la pierna del corredor número 10, ese que terminaría ganando la carrera, era la referencia. Cuando el testigo le llegó a Daniel Manzano ya no le dio tiempo a pensar que no se lograría. Pasó el líder y enseguida lo atrapó. Se había remontado. Lo iban a lograr. Quedaban cuatro kilómetros. Al final del suyo, un regalo, su familia y amigos con una pancarta, "Felicidades Flacucho". Menudo regalo de 17 cumpleaños.

La última posta la corrió Juan de la Blanca, aquel que ha sido liebre en las pruebas de AS cuando en el Retiro se buscaban valientes para el reto, podía no sólo no correr sino trotar, tal había sido el esfuerzo de sus compañeros. Los 42 contra 1 llegaban sobrados. Entro al Retiro con el testigo en alto en la mano izquierda (la derecha, con un dedo roto, no podía, toda vendada la tiene), mientras la gente llenaba las gradas y gritaba: “Lo han logrado, lo de los relevos, lo consiguieron”. Por delante sólo había un corredor. El 10. Cuando entró eran 2h10’16’’ y AS cruzó la línea cinco segundos después, por él y por todos sus compañeros. Valientes. Al reunirse en la carpa de AS, al volver a juntarse todos, ni siquiera hay toses para expulsar el ácido láctico. Qué equipazo de AS. A grito de "Si se puede" celebraron en el podio, mientras alguno se intercambiaba teléfonos, quedaba para trotar y ya pensaba en el siguiente reto, el próximo 42 contra 1.