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Pádel

Esther Lasheras, embajadora y trotamundos del pádel

Esta zaragozana que trabajó para la Federación Madrileña, ahora reside en Mónaco, juega el WPT y gana torneos en Francia e Italia

MadridActualizado a
Esther Lasheras.

Ya se sabe que las estrellas internacionales del World Pádel Tour, que desde mañana inician el Máster masculino de Miami, son embajadores de su deporte, y que públicamente utilizan su imagen para promocionar la competición. Da la impresión que existe un generalizado interés de los jugadores en popularizar su deporte, de hacerlo más reconocible desde su accesibilidad.

Sin embargo, pocos jugadores llegan tan lejos como Esther Lasheras, una zaragozana de 34 años, inquieta, que a su condición de trotamundos ha unido la de embajadora de su deporte, aunque no se sabe bien que condición de ambas es antes.

El caso es que Esther, que comenzó con la mayoría de su promoción como jugadora de tenis, que se instaló en Madrid compartiendo piso con Eli Amatriain y Patricina Llaguno, que acabó Derecho y se especializó en el deportivo, que trabajó como monitora con la Federación Madrileña con la que ganó la temporada pasada el campeonato de España, este año reside y trabaja en Montecarlo.

Lo que parecía su fin en el WPT, no ha sido tal: en la primera prueba del año, en Santander, formó pareja (la quinta en un año) con la argentina Gabriela Bartomioli, y ya está en el puesto 32 en el ránking mundial. En Mónaco entrena a jugadores, pero también se desplaza a disputar los torneos que organiza la Federación Francesa de Tenis, y ha ganando en París y Lyon, formado pareja con la madrileña Carolina Prado, que actualmente reside en Londres y está fuera del Circuito profesional.

Y para completar el póquer, la semana pasada ganó en Roma con la local Carlotta Casali, una joven de 24 años que está a caballo entre la capital italiana y Madrid, donde se instaló el otoño pasado para mejorar con el pádel.

Eso sí, casi todo este esfuerzo de ganar torneos sólo tiene por una recompensa deportiva, porque se puede decir que jugar le debe costar dinero a Esther; los premios en Italia y Francia, incluso para los ganadores, no cubren los gastos de desplazamiento y estancia: 300 euros no pagan casi ni el viaje.