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Previas MLB 2017: Chicago Cubs

Fin de la maldición, siguiente paso ¿Dinastía?

Más de un siglo de maldiciones y colapsos quedaron atrás con una épica remontada en otoño pasado. Ahora, tienen el plantel para gozar de un largo periodo de éxito.

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Fin de la maldición, siguiente paso ¿Dinastía?
EZRA SHAWAFP

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Cuando Kris Bryant sacó su disparo a la inicial para el último out del séptimo juego de la Serie Mundial, no solo puso fin a un maleficio que asedió a los Chicago Cubs durante 108 años. También le quitó un poquito de la identidad a su equipo.

Sí. Al ganar el esquivo campeonato, los Cubs perdieron su principal característica. Dejaron de ser aquel equipo maldito, el de la suerte volteada, al que todos querían ver ganar… hasta que ganó.

Y amenazan seriamente con hacerlo de nuevo, con convertirse, por una vez, en el adorable ganador, en la novena que finalmente encontró el camino al éxito y no pretende abandonarlo.

Un vistazo rápido al plantel justifica todas las sospechas. Un pitcheo dominante, una ofensiva joven, pero madura, una defensiva espectacular, un manager dispuesto a sacar el conejo de la chistera en cualquier momento y una gerencia dispuesta a cubrir los huecos que se vayan abriendo, cueste lo que cueste.

Esa es la fórmula a la que se apegaron en 2016 y si algo no está descompuesto, no necesita arreglo.

El equipo que manda Joe Maddon al diamante en 2017 es peligroso en todo sentido. Hay algo que hace pensar que Bryant no ha alcanzado todo su potencial ofensivo luego de apenas dos años en la liga, lo cual da miedo. Anthony Rizzo es un bateador completo, Addison Russell demostró ser uno de los bateadores más oportunos del circuito y el poderío de Kyle Schwarber sano todo el año.

En el centro del diamante, no hay muchos días malos cuando están Jon Lester, Jake Arrieta, Kyle Hendricks y John Lackey sobre el montículo. Y si bien Aroldis Chapman fue un costoso préstamo que regresó a Nueva York con un anillo, la llegada de Wade Davis para bajar la cortina no es precisamente un paso atrás.

Eso no significa que no haya puntos débiles. Siempre los hay, solo que los Cubs los tienen demasiado ocultos. Uno de ellos tiene etiqueta de 184 millones de dólares y a cambio respondió con .230 y siete jonrones, de nombre Jason y apellido Heyward. Otro es la salida del confiable guardabosques central Dexter Fowler, que causa doble daño al engrosar las filas de su principal enemigo en la División Central, los Cardinals.

Incluso la misma profundidad y flexibilidad que presume el conjunto del Lado Norte puede llegar a ser un problema, pues con Schwarber saludable, algunos días Ben Zobrist (MVP de la Serie Mundial) o Javier Báez (MVP de la Serie de Campeonato) irá a la banca.

El detalle histórico

La temporada pasada marcó el final de los adorables perdedores, de la maldición de la cabra y del equipo al que todo el mundo quería ver ganar... hasta que ganó. Ahora, los Cubs están en una posición en la que no habían estado en más de un siglo, con el cetro en sus manos y la obligación de defenderlo y correr el riesgo del inicio de otra larguísima sequía. Para su fortuna, está de regreso gran parte del plantel histórico y tienen en sus manos la posibilidad de extender aún más su dominio.

Las tres claves del equipo

1. Complacencia. Más del 90% del plantel actual fue parte del equipo histórico que rompió una sequía de más de un siglo de penurias. ¿Se les habrá acabado el hambre? El manager Joe Maddon tiene la tarea de inculcarles el concepto de que pueden seguir haciendo historia.

2. Consistencia. La rotación de abridores de los Cubs está plagada de grandes nombres y mucho talento, pero repetir lo hecho la campaña anterior, en donde ninguno de ellos superó el 4.00 de carreras limpias es una tarea complicada, incluso para peloteros de ese nivel.

3. Salud. Durante su temporada mágica rumbo al título, todos sus abridores realizaron al menos 29 aperturas y todos sus regulares de campo jugaron al menos 142 partidos. Esa es la excepción, no la regla. No es normal que un equipo goce de tanta salud. ¿Podrán repetirlo?

Lo mejor

1. La versatilidad de Bryant, Ben Zobrist y Javier Báez les da profundidad y flexibilidad

2. Un año completo de Schwarber, quien en postemporada demostró su enorme valía

3. La dupla Bryant y Anthony Rizzo es de dar miedo. Se combinaron para 71 jonrones

Lo peor

1. El retiro de David Ross, quien aunque solo tuvo 67 juegos, era el líder absoluto

2. Jason Heyward no estuvo a la altura de su contrato en 2016 y debe empezar a producir

3. De inicio, o Javier Báez o Ben Zobrist, va a la banca. Eso no puede ser bueno

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