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FÚTBOL SALA

Movistar Inter: dentro del vestuario de un gran campeón

Tras ocho años de sequía europea, el Movistar Inter, el mejor equipo de la historia y club refencia del fútbol sala, conquistó su cuarta UEFA Cup.

Actualizado a
Campeones. El torrejonero Jesús Herrero agarra el trofeo, mira a cámara y hace la señal del dos: el número de Copas de Europa que tiene.
Diario AS

Tras ocho años de sequía europea, el Movistar Inter, el mejor equipo de la historia y club refencia del deporte en la Comunidad, conquistó su cuarta UEFA Cup, el máximo torneo continental. La bautizada como la mejor edición de todos los tiempos se fue desde Almaty para Torrejón de Ardoz después de que los de Jesús Velasco jugaran dos partidos en los que rozaron la perfección. Pero detrás hubo mucho más. Esto es lo que no se vio de la gesta del Movistar en la Final Four:

“Nos ganan 1-0”. Las caras en el primer entrenamiento en tierras kazajas, a 48 horas del debut, fueron de sueño. El Movistar llegó a su hotel de Almaty de madrugada y debían estar en pie apenas unas pocas horas después. Para colmo, un error del hotel despertó a la expedición antes aún de lo previsto. “Ya nos ganan 1-0”, se bromeaba haciendo referencia al primer rival, un Kairat anfitrión sin problemas de horario y aclimatación. Pero no era día para estar dormidos. El propio Kairat cedió sus instalaciones para la primera sesión del equipo madrileño. Pero la gentileza podía tener trampa. La pista estaba rodeada de cámaras que podían grabar la táctica de los españoles. Se taparon con petos y toallas. La segunda sesión, por normativa UEFA, fue a puerta cerrada.

No todo es jugar. O entrenar. Un evento de estas características conlleva ruedas de prensa oficiales, sesiones de fotos... Compromisos que se complican por el desesperante tráfico de Almaty. Atender a medios o aficionados es otras de las labores que los jugadores llevan a rajatabla. Incluido Ricardinho, un fenómeno mediático. El crack portugués es especialmente cuidadoso en este aspecto, cumpliendo admirablemente con las peticiones.

¿Fisio y un café? Si el experimentado doctor Ibáñez dirige los servicios médicos, el fisioterapeuta José Prieto, exjugador, coordina todas las labores de recuperación: “Mucha descarga muscular. Se trabaja con agua fría y agua caliente para que los jugadores aceleren la recuperación”. Una habitación del hotel hace las veces de sala de fisioterapia, y cumple más funciones. “Esta es la sala de la tranquilidad. Siempre hay alguien tratándose y el resto de jugadores se pasan para charlar, comentar cosas en privado, soltar algún chiste... El mejor ejemplo es que en la labor del fisio también está hacer un buen café”.

El peligroso debut. Todo pasa a un segundo plano a la hora de saltar a la cancha. La UEFA Cup, tras el varapalo de 2016 en Guadalajara, es clave para el club, como lo es para su rival, un Kairat anfitrión. El Almaty Arena ruge con más de 10.000 aficionados locales mientras los jugadores son presentados al estilo NBA. Un espectáculo que pronto se convertirá en ambiente hostil. Abstraerse es complicado.

Las horas más tensas. Tras mucho sufrimiento, el Movistar logró vencer 2-3 al Kairat. Está en la final ante el Sporting. Ambos equipos están alojados en el mismo hotel y coinciden en el hall, donde se saludan amigablemente. Ricardinho y los brasileños ven a muchos compatriotas; los españoles, rivales a los que se han enfrentado en multitud de ocasiones. Dos horas y media antes de la final la expedición madrileña sale rumbo al pabellón donde volverán a encontrarse en una atmósfera bien distinta. En el bus de camino suenan éxitos de reggaeton... Otros como el técnico escuchan su propia música o miran el móvil. En el trayecto se nota un ambiente diferente. Se va más callado.

¡Campeones! ¡Ni en los mejores sueños! La final sólo tuvo un color, se ha ganado 7-0, desatando una fiesta aún sobre la cancha del Almaty Arena. Especial relevancia cuando suena por la megafonía del pabellón el ‘Qué viva España’ de Manolo Escobar. La celebración se traslada al vestuario, todos quieren su momento con el pesado trofeo. “¡Que no se caiga!”, se escucha decir al capitán. En el viaje de vuelta no faltan las risas, cánticos y muchas bromas. Todos se suman.

Mereció la pena. Hubo poco tiempo para celebrar porque el equipo regresa la misma noche. Otro agotador viaje, pero se encara con otro espíritu. A la llegada a Madrid, la sorpresa de un buen grupo de aficonados esperándoles. También hijos, padres, esposas, parejas... Muchos amigos. Todo mereció la pena, son campeones de Europa. Han entrado en la historia.