Macedonia se entrega al Vardar en una fiesta nunca antes vista

El Vardar llegó a casa con un día de retraso, el tiempo que tardaron las autoridades macedonias en preparar la llegada de los nuevos héroes del país. El domingo por la noche, cuando se comprobó cómo se había disparado la pasión por el nuevo campeón de Europa, se tomaron todas las medidas de seguridad para asegurar una fiesta única en el país.

Ahora mismo, a media tarde, se estima que alrededor de cien mil personas han participado en el recibimiento del equipo, que llegó al país en avión desde Alemania, y desde el aeropuerto se traslado a la plaza central de Skopje en un autobús descubierto, y desde la parte alta los jugadores iban saludando a los aficionados que escoltaban la carretera.

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Con unas camisetas negras, con la leyenda de campeones, la plantilla del Vardar se subió a un estrado donde fue ovacionado por los cientos de seguidores de colmaron la plaza. Raúl González volvió a ser manteado, y Alex Dujseabev, que la próxima temporada jugará en el Kielce polaco, se dirigió a la afición en macedonio para agradecer su apoyo.

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Para el Vardar, hoy acaba la temporada doméstica, en la que además de celebrar la Champions recibirá la Liga local en una temporada en la que habrá hecho triple liguero, porque además se ha apuntado la SEHA, competición internacional regional con equipos de primer nivel de Hungría, Eslovenia, Bosnia, Croacia, Bielorrusia, Eslovaquia y Macedonia,

Para Cañellas, que ha pasado por algunos de los mejores equipos de Europa tras formarse en el Granollers (Barcelona, Ciudad Real, Atlético de Madrid, Hamburgo y Kiel), esta es su primera Champions, cuando menos se esperaba: dejó la campaña anterior al Kiel pensando en poder alargar su carrera deportiva y disfrutar de su familia, pero el equipo inferior le ha dado la Champions, como a Maqueda, que, como David Davis, se sorprendía ante una celebración antes nunca vista en el balonmano.

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