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Balonmano

El Barça, sin oposición del Granollers para llegar a la final

37-23. En el último partido en la carrera de Álamo y de Ferrer, los vallesanos pudieron despedir a lo grande a sus compañeros

Actualizado a
Valero Rivera, máximo goleador de la semifinal.
SASCHA STEINBACHEFE

Punto final. El último partido de Álamo y de Ferrer a dos largas carreras deportivas, jugadores de nivel medio alto que han dado grandes jornadas al balonmano y que en León han dicho basta, adiós, nos veremos, pero ya no en las pistas, esto es todo amigos. Y este es todo no pudo ser con una victoria imposible. Ganó el Barcelona, con claridad y sin mucho esfuerzo, porque si un equipo pierde más balones que los goles que mete, le está regalando al rival la mitad por lo menos de sus posesiones, y claro, según las estadísticas, tendría que hacer un cien por cien en los lanzamientos para optar a la victoria. Salvo que el rival tuviese unos números parecidos. Y como el Barcelona no está para regalos, pues eso: 37-23 (17-10).

Digamos también que Álamo estuvo a una altura aceptable en la portería del Granollers, como si no aceptase que se va; mientras que Ferrer, sólo en defensa, sí tenía pinta de estar en el epílogo de una temporada que para él, daba la impresión, acabó en mayo.

Sería injusto olvidarse de la seriedad del Barcelona, que en este encuentro, como casi en todos, mantiene el nivel competitivo la hora de juego, lo que de una parte justifica el pago de la entrada de los aficionados, y de otra muestra el respeto con el rival, aunque la victoria no se produjese de una manera alegre, sino más bien profesional: cumplimos porque somos mejores, nos esforzamos porque somo profesionales, pero somos insensible. Posiblemente este domingo, en la final por la Copa del Rey, el último partido para Noddesbo y Lazarov como azulgrana, en la hora del punto final, aparezcan las emociones. No son de piedra,