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PÁDEL | OPEN DE VALLADOLID

Las lesiones de Belasteguín y Salazar destrozan las finales

La madrileña se lesionó en el segundo set contras las Gemelas Sánchez Alayeto; el argentino acudió a la pista para excusar su ausencia.

Actualizado a
Las lesiones de Belasteguín y Salazar destrozan las finales
NACHO GALLEGOEFE

Los imponderables destrozaron la fiesta del pádel en Valladolid. Una mañana que, además, no se había levantado tan tórrida como en los días anteriores, y con todas las gradas de la Plaza Mayor llenas en este primer domingo de verano. Estaban previstos dos choques del más alto nivel, las dos mejores parejas mundiales en hombres y en mujeres del mundo, y con muchas revanchas en el punto de mira. Pues nada, todo se fue al traste por la lesión en el partido de Alejandra Salazar, y anoche de Belasteguín que no pudo iniciar el partido ante Paquito Navarro y Sanyo Gutiérrez.

En la final femenino, con el número uno del ránking en juego, y que defendían las Gemelas Sánchez Alayeto, el partido se planteó a cara de perro, por lo se exponía, por la rivalidad entre las cuatro, porque Alejandra y Marta Marrero aún no han ganado esta temporada.

El primer set cayó del lado de las Gemelas, 7-6, en la muerte súbita, lo que da idea de la igualdad entre ambas. No había concesiones por ninguna parte, y de hecho, en el segundo set, con Marta y Alejandra dominando con 5-4, se acabó el partido: Alejandra fue a golpear una pelota alta en el fondo de la pista, saltó y al caer la pierna no la sostuvo. Ya no se pudo levantar. Según una apreciación médica inicial, podría tener afectado algún ligamento de la rodilla, pero en estos casos se evitan los comentarios aventurados. Total, por lesión, victoria de las Gemelas, la tercera que suman en cuatro torneos disputados, y se mantienen al frente del ránking. Aunque en este momento a las jugadoras y a los aficionados en general les preocupa más el estado físico de la madrileña.

Y del partido que tanto prometía, a otro que ni siquiera se llegó a atisbar y tenía unos ingredientes semejantes, porque Belasteguin-Lima y Paquito Navarro-Sanyo habían jugado las cuatro finales de la temporada, y se habían repartido las victorias, un Open y un Master para casa una. Sin embargo, no hubo desquite, ni desempate, ni nada, y Belasteguín se vistó de jugador, tomó el micrófono y explicó que era la segunda vez en su carrera que no jugaba una final por lesión (la otra fue el año pasado, en La Nucía, también contra Paquito y Sanyo). “En el partido de anoche me surgieron unas molestias, que me trataron tras el partido. He pasado una noche mala, y esta mañana, al calentar pronto para activar la rodilla, he visto que no podía ni debía jugar para evitar una lesión más grave que me deje fuera de las pistas por meses”, le explicó Bela a la afición, que si ningún reproche pese a la frustración de no ver un partido que se presumía antológico, aplaudieron al número uno del pádel mundial, en su nombre y en el de su compañero Lima dio las gracias a la afición por su apoyo de estos días. Los silbidos del viernes, que tanto molestaron al brasileño, son una mala anécdota superada. Por tanto triunfo para Paquito y Sanyo, aunque no es de la manera que deseaba la pareja afincada en Madrid.