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POLIDEPORTIVO

Alberto Palomar: “Hay que hacer una nueva Ley del Deporte”

Profesor asociado de Derecho Público en la Universidad Carlos III de Madrid cree que la Ley del Deporte de 1990 está superada y que las federaciones deben abrirse más a la sociedad.

Actualizado a
Alberto Palomar posando para una entrevista para Diario AS.
FELIPE SEVILLANO

Durante las jornadas usted pronunció una frase que llamó la atención: “El deporte español necesita planificación”.

-Sí. Necesitamos un acuerdo sobre cómo mejorar la base del deporte, que en su mayor parte se hace a través de ayuntamientos y de entidades, pero que no alimenta el deporte. Tenemos buenos Centros de Alto Rendimiento, pero la base no está planificada. Debe haber unos principios comunes y una planificación a tres o cuatro años.

¿Es necesaria una nueva Ley del Deporte?

-Sí, creo que es necesaria. El tiempo ha reducido mucho la Ley del Deporte de 1990, se ha perdido más de la mitad, una parte que ya no tiene vigencia, y cada vez que hay un conflicto es necesario improvisar.

La sociedad española ha cambiado profundamente en ese tiempo, apenas tiene nada que ver…

-Es cierto. Ha cambiado la forma de hacer deporte, la gente que lo practica, los hábitos deportivos, la financiación… Todo eso debe tener una regulación nueva.

¿Y qué debe aportar esa nueva Ley del Deporte?

-El Estado debe asumir un papel de liderazgo, de planificación, de coordinación. Para que se gestione mejor.

Pero la existencia de 17 Comunidades Autónomas, con sus competencias propias, ¿no complica las cosas?

-Lo complica todo mucho, sobre todo si no hay objetivos comunes.

¿Eso supone recortar esas competencias?

-No lo supone en absoluto, pero sí establecer unos principios comunes que afecten a todo el país, el que todo el mundo se pongan de acuerdo en lo esencial.

Uno de los cambios de los últimos años en la sociedad española es la progresión imparable del deporte que llamamos popular…

-Sí, y es algo muy satisfactorio. Pero lo que hay que hacer es dotarlo de garantías. Hay que pensar en los certificados médicos para los participantes en carreras populares, en los seguros de responsabilidad para los que hacen escalada.. Es importante que mucha gente haga deporte, por salud, pero con garantías. El Estado debe ir por delante al ofrecerlas.

Y los practicantes de ese deporte popular, por lo que dice la última encuesta de hábitos deportivos, se manifiestan al margen de las federaciones, e incluso declaran que no las necesitan.

-Es cierto. La sociedad española, en su conjunto, está muy poco interesada en ellas, como indica la encuesta. Creo que deberían abrirse a esa sociedad, venderse mejor, por decirlo así. Ahora se dedican muy prioritariamente a la élite. Deben tener esa actividad, pero también prestar servicios.

También ha dicho usted que la falta de planificación llega a conceptos básicos, como la creación de nuevas federaciones, y que hay actividades de recreación y ocio que tal vez no deberían estar dentro del hábito federativo.

-Por ejemplo, el cicloturismo no lo veo dentro de una federación, ni el salvamento y socorrismo. Los veo como servicio a la sociedad.

Hablemos de fútbol. Se le impide fichar al Atlético de Madrid...

-Hay medidas que no me parecen razonables. Si un periódico difama y el difamado acude a la Justicia y gana, el medio informativo será condenado a pagar una multa, pero no se le impedirá contratar a nuevos periodistas. Estas cosas, en el fútbol, deberían resolverse con una sanción económica, no con la prohibición de fichar, porque eso beneficia a los equipos que compiten directamente con el Atlético de Madrid, en este caso.

En el caso hipotético de una independencia catalana, ¿qué pasaría con el Barcelona?

-No podría competir en la liga española, con la normativa actual. En el deporte español sólo pueden competir, además de los equipos nacionales, los de Andorra. Cataluña tendría que crear su propia federación y reglamentar sus competiciones. Otra cosa es que una liga de otro país permitiese al Barcelona competir en ella.

Como el Mónaco en Francia.

-Sí, pero porque los franceses lo permiten.