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Más dinero, menos golf

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El titular no es mío, ya lo utilizó Jorge Noguera en su información posterior al Masters de Augusta, pero me lo apropio unos días después porque describe, perfectamente, el rendimiento de Jon Rahm en su defensa de la Chaqueta Verde. ‘Más dinero, menos golf’. Así salió de Augusta. El vasco selló su peor resultado, con diferencia, en sus ocho participaciones en el Masters, al terminar en la 49ª posición, con nueve golpes sobre el par. La pregunta que genera su actuación es qué influencia tuvo, si es que tuvo alguna, su fichaje a finales del pasado año por la superliga saudí LIV, de la que se estima está cobrando entre 500 y 600 millones de dólares. Rahm aseguró en la víspera que llegaba “mejor físicamente” que en la edición de su victoria. Por un lado, había competido en tres torneos menos, cinco en lugar de ocho, pero lo que supone un menor desgaste, se puede traducir igualmente como un menor rodaje, porque la competencia es bastante más baja en el LIV que en el PGA, por muchas megaestrellas compradas.

Los resultados también acompañaron más en 2023, con tres triunfos, que en el presente, todavía sin estrenar. Sus cinco clasificaciones en el top-10 tampoco son demasiado referenciales en una competición más floja. Es posible, muy posible, que el bajo nivel del español estuviera más relacionado con su estado emocional. Como reconoció en sus declaraciones, Rahmbo estuvo muy pendiente durante la semana de quién le saludaba y quién no, o quién le miraba con desprecio, después de su marcha al LIV. Como ya hemos expresado otras veces, la decepción de Rahm no ha sido tanto su fichaje, sino la traición a sus principios. El ejemplo contrario es Rory McIlroy, que ha desmentido una oferta de 850 millones con un rotundo: “Jugaré siempre en el PGA”. Y también Scottie Scheffer, que sumó su segundo Augusta por el camino tradicional del golf.

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