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MOTOGP

Lo de Rossi no es patada, pero sí maniobra antideportiva a Marc

Se aprecia que Rossi tiene razón al decir que el español se apoya en él y que mueve la pierna fruto de ello, pero antes frena, busca a Marc, le deja sin sitio y le tira.

MadridActualizado a
Mucha tensión. Rossi y Márquez, en la rueda de prensa del pasado jueves en Sepang.

Trascendencia. Nunca una acción entre dos pilotos de MotoGP dio tanto que hablar como la de Sepang entre Rossi y Márquez, y eso que las ha habido de todos los colores con el paso de los años. Arden los medios de comunicación en Italia y España. En el país transalpino se ha pasado del ‘Así no Vale’ al ‘Todos con Vale’ (#iosonoconVale). Y en el nuestro mayoritariamente se criminaliza al italiano.

Por un lado está en juego el título entre Rossi y Lorenzo, llegándose a esa carrera con once puntos de ventaja del italiano y saliendo de ella con siete, y por otro está una lícita pelea por la tercera plaza que saca de quicio al de Yamaha ante la férrea oposición del de Honda, espoleado por la rajada contra él que oyó en boca de su ídolo en la rueda de prensa oficial del jueves, donde dijo que en Australia quiso más ayudar a Lorenzo que ganar.

Rectificación y hechos. Vaya por delante una rectificación: He de eliminar la palabra ‘patada’ empleada en la crónica del AS con mi firma del día de la carrera de MotoGP en Sepang. Es empleada varias veces a la hora de describir la acción que tiene lugar en la séptima vuelta entre Rossi y Márquez, después de que se hubieran adelantado 15 veces. Revisando nuevamente las imágenes, en frío y numerosas veces, aprecio que el italiano tiene razón cuando dice que es el español el que se apoya en él y que mueve la pierna en un acto reflejo, lo que no cambia lo sustancial de esta historia: Rossi frena tanto que casi se para, busca a Márquez abriendo su trayectoria, le deja sin sitio, Marc intenta hacer la curva sin que Rossi le deje, el español toca con su casco en la deslizadera de la rodilla izquierda del italiano, éste saca la pierna en un acto reflejo al sentir el apoyo, le desplaza y con ello tira al ilerdense al tocar su freno.

Versiones. Las intenciones reales sólo las saben los pilotos. Rossi aseguraba en su versión que “no quería hacer que se cayese, sobre todo no le he dado una patada. (…). Cuando yo pierdo el pie de la estribera, Márquez ya está en el suelo. Yo quería molestarle, quería ralentizarle, quería mandarle fuera de la trayectoria, quería decirle ‘por favor, ¿qué cojones estás haciendo?’ He tratado de ralentizarle y hacerle irse largo. Y cuando estábamos casi parados, bueno, muy lentos, nos hemos tocado, él me ha tocado con su manillar derecho en mi muslo izquierdo y es por eso por lo que ha caído. Cuando me toca en el muslo se me resbala el pie de la estribera, pero cuando se me resbala el pie de la estribera él ya se ha caído, se ve en las imágenes, sobre todo en las del helicóptero. Es verdad que desde el lado parece que le he dado una patada. Si hubiese querido darle una patada podría habérsela dado al menos 30 ó 40 metros antes, porque estábamos ya al lado el uno del otro, y en cualquier caso una MotoGP no se cae si le das una patada, porque es una moto que pesa mucho, que está de pie. En cambio, él me ha tocado con el manillar y se ha caído”.

Quiero creer a Rossi cuando asegura que su intención no es tirar a Márquez. En cuanto al relato, deja claro que es una acción punible, porque los mensajes encima de una moto no se pueden enviar a un rival de ese modo. Lo que no veo como él es su teoría de que Marc le toca con el manillar y tampoco que ya se ha caído cuando se le escapa la pierna.

Márquez, en su versión de los hechos, asegura lo siguiente: “Estábamos teniendo bastantes adelantamientos con Valentino, hasta que hemos llegado a la curva 14. He escuchado la Yamaha, he levantado la moto como siempre, para intentar dejarle pasar y prepararme la salida, pero ahí es cuando él ha mantenido la moto recta. Yo no he querido entrar en contacto con él y he querido esperar a ver qué pasaba. Me ha mirado dos veces y no entendía muy bien qué pasaba, hasta que he visto que sacaba la pierna y me ha dado una patada que me ha bloqueado el freno delantero. Esto me ha hecho caer”.

Interpreto el papel de Márquez como el de víctima en esta maniobra y está claro que él quiere dar la curva hacia la derecha, confiando en que también lo hará su rival, pero se encuentra con el espacio bloqueado por la Yamaha de Rossi. En realidad el italiano mira hasta tres veces al español, y no dos, por lo que tiene muy claro dónde se encuentra y que Marc es llevado a una situación límite deliberadamente por parte de su rival. Estaría muy bien que Honda hiciera público los datos de la telemetría, porque el impacto del pie de Rossi en la maneta del freno delantero de Marc debe haber quedado reflejado justo antes de la caída.

Las causas. Rossi parece en esta historia el joven de 22 años y Márquez el veterano de 36, intercambiándose las edades. El español está claro que corre impulsado por el enfado que le causa el ataque del italiano en la rueda de prensa del jueves, lo que no puede ser criticable en ningún momento, porque hubiera sido probablemente la misma reacción que habría tenido El Doctor de estar en su lugar. Además, ni uno solo de los siete adelantamientos que ejecuta el de Honda sobre el de Yamaha es antideportivo, con lo que, le guste más o menos a su rival, es lícito todo lo que hace, ya sea con el fin de torpedear la carrera del 46 o con la esperanza, como dice, de rodar tercero a toda costa para ir delante, esperando que su segunda parte de carrera sea mejor y pueda acercarse al dúo delantero.

En cuanto al italiano, está claro que pierde la cabeza, que le desquicia la oposición de Márquez y que le sale el tiro por la culata con las declaraciones del jueves. Pretendía intimidar a Marc, para que se escapara en solitario hacia la victoria o para que no se interpusiera beligerantemente en su camino en caso de coincidir en pista, sin tener en cuenta que, en realidad, son tal para cual.

Las consecuencias. Malas para todos, empezando por MotoGP en sí mismo, más protagonista que nunca fruto de la polémica en vez del maravilloso espectáculo que en realidad es. Dirección de Carrera vuelve a quedar en entredicho, con una sanción que hará a Rossi salir último en la decisiva prueba de Valencia. Ello es considerado como poco castigo por parte de Márquez y Lorenzo, que se posiciona en esta historia del lado del ilerdense con sus lógicas razones. Es demasiada sanción para Valentino, porque cree que le corta las piernas en su carrera hacia el ansiado décimo título. Y vuelve a generar confusión, porque como bien dijo Pedrosa, hay demasiados grises en el reglamento y no todas las acciones se castigan de la misma manera. Dirección de Carrera justifica su decisión de meterle tres puntos a Rossi comparando su acción con la de Hanika con Guevara al acabar la carrera de Jerez, donde se sanciona al checo con cinco puntos por tirar con la carrera ya acabada intencionadamente al español, que se rompe una clavícula en la caída.

A nivel individual, a Rossi le surge una fea mancha en su historial porque, quisiera o no tirar a Márquez, lo acorrala y lo tira, lo que es sucio y antideportivo. Además, en la reacción inmediata de la gente de su box se ve un sentimiento de culpabilidad, echándose las manos a la cabeza, con gesto de preocupación, conscientes de que la maniobra traerá consecuencias negativas en forma de una posible sanción, antes de dar a entender abriendo las manos que, en realidad, Marc se estaba buscando un desenlace así. Luego, el propio Valentino no celebra como suele un resultado que es bueno para él, al perder sólo cuatro puntos con Lorenzo, intuyendo que habría sanción para él.

Y en cuanto a Márquez, esto le pone en el ojo del huracán desde el jueves y le deja sin un podio por el que peleaba, con otra caída en la que, afortunadamente, no hay lesión que lamentar, lo cual es la mejor noticia en un asunto tan feo y tan triste.

La solución. Se ha de conseguir que la guerra acabe aquí, que no vaya a más y que se pase página lo antes posible. Son Rossi y Márquez los que mejor lo pueden solucionar, hablando con tranquilidad, diciéndose lo que se tengan que decir, empezando por las disculpas del italiano al español, que es el que se lleva la peor parte, y con un apretón de manos en público. Además de eso, se requiere una Dirección de Carrera capaz de prevenir, porque las acusaciones de Rossi del jueves sobre Márquez ya eran para intervenir. Lo mismo que sus encontronazos del sábado durante los entrenamientos.