Lorenzo es el campeón; Rossi, la decepción

Me siento feliz por el título de Jorge Lorenzo. Otro más para el mallorquín en MotoGP, otro más para el motociclismo español. Campeón con mayúsculas por mucho que le pese a Valentino Rossi, la leyenda que se tambalea en su propia arrogancia y prepotencia. Confiaba, deseaba más bien, que el italiano no liara más la madeja después de ser incapaz de alcanzar su objetivo pero sus declaraciones son otro capítulo más de su vergonzoso final de temporada. Acusar a Marc Márquez de su derrota es impropio de un piloto que sabe lo que se pone en juego cuando te subes a una moto de carreras; aunque en realidad no me sorprende, por desgracia he acertado en el pronóstico que hice días atrás: con todo esto Rossi tenía la coartada perfecta en caso de fracasar.

Las declaraciones de Rossi son un insulto al motociclismo en general y a los pilotos españoles en particular. Afirmar que Márquez se ha dejado ganar es una ignominia de la que responderá ante su conciencia; decir que Lorenzo ha ganado un campeonato devaluado sólo puede catalogarse como la pataleta de un mal perdedor. Siento mucho que, lejos de calmar los ánimos, eche más leña al fuego porque a nadie beneficia un enfrentamiento tan cruento. Poner en macha el ventilador de esparcir porquería no es lo que se espera de un deportista de su categoría y grandeza, el ídolo de millones de aficionado en todo el mundo. Él sabrá... Nosotros mientras celebramos un éxito que sólo podemos valorar y disfrutar. ¡Gracias Jorge, gracias campeón!