Un día después de la celebración de San Patricio, de un viernes que tiñó de verde los principales monumentos del mundo en honor al patrón de Irlanda, Dublín tenía ganas de continuar la fiesta. Los más de 50.000 espectadores del Aviva Stadium rugían y daban colorido a la grada para animar a su equipo de rugby, que recibía a una Inglaterra que ya había campeonado en la jornada anterior. Los de la Rosa llegaban con el título del 6 Naciones asegurado, pero también con la oportunidad de redondearlo con el Grand Slam (el pleno de triunfos) y con un récord de victorias consecutivas que seguirá compartiendo con Nueva Zelanda, porque los del Trébol frenaron la racha. El trébol es el símbolo del país, porque San Patricio explicó con uno de ellos la unidad de la Santísima Trinidad.

Esa fue la pequeña venganza de Irlanda, que Inglaterra contrarrestó con la vuelta de honor en el estadio. Son los dos mejores equipos europeos de los últimos años. Irlanda ha ganado esta corona en 2014 y 2015, e Inglaterra en 2016 y 2017. Los del Trébol se han alzado, además, como los matagigantes del rugby mundial. Ellos fueron quienes pararon la racha de los All Blacks en 18 victorias. Y ellos han dejado a los ingleses en la misma marca. Se cierra así el tradicional Torneo 6 Naciones (antes 5 Naciones), que año tras año nos hace sentir cierta envidia de otros países continentales donde el rugby es uno de sus grandes deportes. Aquí no ha calado tanto, pero seguimos soñando con llegar a la Copa del Mundo, aunque sea de la mano de esos franceses hijos o nietos de españoles.