Los 'señores del no' en el COI

El olimpismo está en crisis. Por el escándalo de dopaje de Rusia, por la presunta corrupción de Diack y Fredericks... Pero, sobre todo, porque ya casi nadie quiere organizar los Juegos. Tras la retirada de Hamburgo, Roma y Budapest, para 2024 se han quedado solas dos candidatas: París y Los Ángeles. Igual que sobrevivieron únicamente dos para los de 2022: Pekín y Almaty. Juan Antonio Samaranch Salisachs, vicepresidente del COI, señala como principales causas el alto precio de las candidaturas, el temor público de sobrecostes y la oposición de movimientos sociales, que él llamó “populismos” y “señores del no”, en su reciente presencia en los Desayunos de Europa Press. Samaranch dirige una comisión que estudia medidas para frenar esta sangría y que publicará sus conclusiones en junio.

Hay otros “señores del no” que seguramente también han influido en la espantada. Son los miembros del COI que deciden las sedes y cuya motivación al votar es un misterio, como incluso admite Samaranch: “Eso es más complicado que descifrar el genoma humano”. Para los Juegos de 2020, Madrid sacó la mejor nota, pero luego perdió en primera ronda. Para los de 2016 se evaluó segunda por detrás de Tokio, pero la designación recayó en Río. Y para los de 2012, la capital de España también se valoró segunda, tras París, aunque la ganadora fue Londres. Con este criterio tan despegado de los propios informes del Comité Olímpico Internacional, las elecciones se acaban convirtiendo en loterías. Así es difícil que una ciudad quiera invertir su dinero y su ilusión, para luego dejarlos en manos del capricho.