El segundo puesto final de Toni Elías deja cierto sabor agridulce, pero también es cierto que la victoria de Poggiali fue producto de la suerte. Si Youichi Ui, quien hizo nuevamente una fantástica labor de equipo para el sanmarinés, no se hubiera colado por enésima vez en la última curva para sacar a Elías de trazada, a éste no se le hubiera escapado su tercer triunfo.

Aunque una por otra, porque esa misma acción propició que Ui y Sanna se quedaran sin un podio que tenían asegurado y que un chavalito de quince años que pasaba por allí se estrenase en el cajón. Ése fue Daniel Pedrosa, un pequeño gran hombre.

Elías salió como una exhalación. En la primera vuelta aventajaba al grupo por 1,4 segundos. Su tirón sólo sirvió para hacer la selección de un grupo de diez pilotos. ¿Por qué no ganó entonces Elías si se le veía superior? Aparte del altercado de la última curva, por el cual enfiló la recta final primero con la moto baja de vueltas al haber cortado gas, tanto mirar atrás le jugó una mala pasada. Si no lo hizo veinte veces no lo hizo ninguna. En una de esas miraditas al final de meta, cuando quedaban dos vueltas, se despistó y pasó del primero al cuarto. Adelantó a Jenker en ese mismo giro y en la última vuelta a Ui y Sanna. Ahora su renta es de ocho puntos.