17.000 millones de presupuesto

En el amanecer de la Liga, allá por los años cincuenta, la clasificación final solía coincidir con el escalafón de altura media de cada equipo. Eran los tiempos de Alfonso Martínez, pívot titular de la selección española con su 1,94 de talla. El equipo que fichaba un yanqui de dos metros aseguraba un puesto en vanguardia. Se pagaba más la envergadura que la calidad.

Ahora sobran los centímetros, así que decide el talento, la acumulación de estrellas. Y las estrellas, desde luego, cuestan caras. Si usted quiere hacer pronósticos, eche primero un vistazo a los presupuestos. Sólo uno de los ricos podrá ser campeón. En 45 ediciones sólo hubo una excepción a esa regla: 1998, título para el modesto TDK Manresa.

La Liga ACB alcanza este año un volumen de negocio de 17.031 millones de pesetas, según datos oficiales. Es un fiel reflejo de la salud del baloncesto español y de la gestión certera de la ACB, que ha consolidado una Liga de enorme prestigio, considerada la mejor del mundo después de la NBA. El presupuesto de esta edición supera en un 20% al de la anterior, lo que supone un crecimiento del 73% en los últimos cinco años.

En el plano deportivo, la marcha de Gasol a la NBA deja un hueco difícil de llenar en el equipo campeón, Barcelona, acosado por una auténtica manada de lobos sedientos de título. No hace falta que les diga los nombres. Fíjense, simplemente, en el club de los mil, en los seis equipos que superan los mil millones de presupuesto. Insisto en que de ahí saldrá el campeón.

Madrid y Barça tienen grandes plantillas, pero esta vez no sería extraño que ninguno de ellos estuviese en la final. Es, de verdad, una Liga de cine. Reserven entrada que merece la pena.