Seis mil doscientas personas podrán presumir algún día de haber competido en la misma carrera de maratón en la que dos campeones mundiales, Abel Antón y Martín Fiz, dijeron adiós a los míticos 42.195 metros. Esas 6.200 personas serán las que mañana tomen la salida en el Millennium Marathon Madrid, con salida en la Plaza de Lima (11h 00) y algunas menos (el maratón es, a veces, invencible) terminarán en las cercanías del Lago de la Casa de Campo.
Habrá cortes de tráfico importantes durante casi toda la mañana y el Ayuntamiento recomienda que se utilice el transporte público, sobre todo el metro, que se reforzará con 16 trenes más.
Antón y Fiz se retiran por todo lo alto y cobrarán nada menos que 54 millones fijos. por tomar la salida. El vencedor percibirá otros cuatro y, si hace una marca por bajo de 2h 08:30 (muy difícil de lograr en Madrid, por su orografía y su altitud) se añadiría a esas importantes cifras otros dos millones. Las estrellas serán Antón y Fiz, que se despiden. El soriano fue campeón mundial en Atenas 1997 y en Sevilla 1999. Nadie tiene dos títulos del mundo. El vitoriano fue medalla de oro en Gotemburgo 1995 y plata en 1997, por detrás de Abel.
Gran pérdida
Son los dos únicos atletas que han subido dos veces al podio. Y España, con ellos, el único país que ha ganado tres Mundiales. Para el atletismo español su retirada es, evidentemente, una pérdida irreparable. Frente a los dos españoles habrá atletas de alta calidad. Destaca el plusmarquista europeo de la distancia (2h 06:36), el portugués Antonio Pinto, algo cargado de kilos en la actualidad, pero al que Antón señala como el hombre a seguir. No hay que olvidarse del italiano Stefano Baldini (2h 07:57), tercero en los Mundiales del pasado verano, en Edmonton. Atención, también, al keniano Fred Kiprop, vencedor del maratón de Amsterdam en 1999 con un crono de 2h 06:47.
Madrid estrena circuito, teóricamente más benigno (habría que decir menos maligno) que el utilizado por MAPOMA. Se parte de una altitud de 690 metros y se termina a unos 600. Pero los repechones son continuos y la primera parte de carrera puede pasar factura a los más valientes (o más insensatos).