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Exaltación en Nueva York

Actualizado a

«Correr la maratón de Nueva York es una de las experiencias más grandes que le pueda suceder a cualquier mortal. Son 42,195 kilómetros, los mismos que en todos los sitios, pero no son iguales. Como tampoco será ya lo mismo haber corrido la maratón de Nueva York antes o después del célebre 11 de septiembre. Si la carrera de Nueva York se hizo grande entre las grandes sobre las más de 200 que cada año se celebran en el mundo, fue por el talante de su público. Dos millones de ciudadanos en las calles proporcionando un ambiente festivo y único para celebrar el paso de los corredores.

«Ayer hubo también fiesta. Pero no fue la misma. Las banderas estadounidenses tenían un significado muy distinto al de años atrás. La desaparición de las Torres Gemelas, santo y seña para los corredores hasta la mitad de la prueba, han exaltado el patriotismo. Todo tiene ahora otra lectura. Los corredores estamos muy agradecidos a Nueva York por lo que la ciudad ha hecho por la maratón, por cómo nos ha acogido, y eso habrá que conservarlo en el recuerdo. La carrera de ayer fue especial. Como cuando en los Sanfermines muere un mozo; al día siguiente, el encierro no es el mismo.

«Tendrán que pasar años para que la maratón de Nueva York recobre su talante anterior, aunque el ambiente que ayer rodeó a la carrera es extensivo a todo el deporte estadounidense, donde las proclamas patrióticas son constantes. Estados Unidos es un país en guerra y que prohíbe a sus equipos competir en el extranjero. El último caso fue el que afectó a la Copa Federación de tenis que esta semana comienza en Madrid. Hay que entender, por tanto, que en esta situación no resulte muy normal ver a 30.000 personas correr por las calles de la ciudad que hace menos de dos meses fue atacada por el terrorismo.