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El Bayern Múnich se vio obligado a llevar el peso del partido, y eso no le gusta. Boca Juniors, por su parte, no dudó en ceder terreno, y en un encuentro lento como pocos, apostó sólo por un destello de Riquelme o Delgado para llevarse un partido que nunca mereció. Pero el Bayern tampoco hizo mayor cosa. Aceptó el balón sin darle velocidad al juego y en ningún momento fue ambicioso. Tenía miedo, sin duda. Se limitó a avanzar y a buscar pelotazos al área rival, con muy poca velocidad en ambas bandas a cargo de Lizarazu y Sagnol. Por eso al final entró en juego Carsten Jancker junto a Giovanne Elber, para buscar un cabezazo ganador. Effenberg hubiese sido fundamental en un ritmo bajo de partido, pero sin él, el Bayern se confundió demasiado. Boca ni se acercó en la última hora de partido, y poco a poco fue cediendo tanto terreno que la victoria del Bayern fue inevitable. No extraña que el gol llegara en una jugada llena de rebotes y rechaces en el área argentina. Boca había amontonado tanta gente atrás que la opción de los penaltis era casi una utopía. Ha sido la peor final de los últimos años. Lástima que el reinado del gran Carlos Bianchi en Boca tenga un final tan triste.