Munteanu y el Rosario

Munteanu y el Rosario

En nuestra última página llevamos una interesante recopilación de lo que ha sido el mercado de invierno, que hoy cierra sus puertas. El Espanyol, con Paulo Sousa, Pacheco y Munteanu es de los clubes que más se han reforzado. A última hora llegó la nacionalización de Martín Posse y la inmediata reinscripción del rumano, al que se le dio de baja para inscribir a Mauro Navas. Munteanu dio un magnífico ejemplo de fidelidad al club, al encajar aquel golpe sin rechistar y trabajando en los entrenamientos como si fuera un titular indiscutible. El día que Flores lo ponga en el equipo, Montjuïc deberá ponerse en pie y levantarse. Dos centrocampistas, una línea en la que vivaquea más de un pasota, y un delantero con gol. Eso nunca viene mal.

Por encima de todos, en lo de la inversión, digo, está la Real, cuyo gasto en este mercado supera el presupuesto global de la temporada españolista, con Westerveld, Nihat y Kovacevic. Pero el gran golpe lo ha dado el Zaragoza, con la vuelta de Milosevic. Cuando el agua se les cuela por la puerta, los dirigentes más aguerridos sacan la billetera y, como en el tute, arrastran. Solans se ha visto con pie y medio en Segunda y ha recuperado a su último gran goleador. El arranque no pudo ser más espectacular: dos goles del serbio al Rayo. El Espanyol, su Consejo directivo, nunca se ha visto con pie y medio en Segunda. Pie y medio lo ha puesto alguno en el cuello de Flores, al que aprieta más o menos según le da el aire. Collet, en La Gradería, sigue en sus cosas: "Flores tiene los refuerzos que pidió. Ahora no hay excusa. Esperaba más del equipo. No se qué puede pasar el lunes si perdemos contra el Madrid", y tal y tal y tal.

Collet no es de Flores, pero haría bien en desearle suerte y en rezar cada día el Rosario con la intención de que el Espanyol reaccione. Solans se ha gastado una pasta trayendo un tío de diez goles en media temporada: no se puede hacer más por una permanencia. Ni la Real, tampoco. El Espanyol no se ha gastado un duro. ¿Son más listos? Puede que sí. Pero como haya descenso no tendrán donde esconderse, desde Sant Adriá a Cornellà, por lo menos.