La Selección española parte hoy a las 16:00 horas desde Sevilla rumbo a Busan, Corea, donde aterrizará 13 horas después, es decir, sobre las 12 de la mañana hora coreana, cinco de la madrugada hora española. Un vuelo directo que traerá de cabeza a la delegación española en general y a los jugadores, que son los que más necesitan un buen equilibrio físico, en particular. Es el temido jet-lag del que, según el principal preparador físico de la Selección, Carlos Lorenzana, los futbolistas necesitarán entre ocho y diez días para recuperarse: "Por eso nos vamos tan pronto. Decidimos irnos el 20 de mayo por esa razón principal. Así tendrán más tiempo todos para encontrar el equilibrio. Porque está claro que la adaptación será terrorífica".
Pero antes de la adaptación, el viaje. Es la primera vez que la Selección viaja a Asia. Un desplazamiento lleno de dobles figuras: 10.500 kilómetros, 260 pasajeros y 10.000 kilos de peso entre ropa de entrenamiento, equipaciones, balones, material médico y de preparación y otros enseres. La delegación española, compuesta por más de 60 personas (sin contar familiares), ocupará los asientos delanteros, los de la clase Business.
Y además, 70 km. por carretera. El viaje de 13 horas no se acabará en Busan. Justo después, 70 kilómetros de autocar hasta Ulsan, sede española en el Mundial. Apenas una gota en el mar en el oceánico traslado. Como curiosidad, algunos de los jugadores tienen previsto quedarse en Corea cuando la Selección termine su andadura en el Mundial. Entre ellos, De Pedro, que hará un tour por el Lejano Oriente como vacaciones antes de incorporarse a la pretemporada de la Real. El extremo realista acabará sus días libres en un sitio paradisíaco: Bora-Bora.
