Cacho, ingresado por una encefalitis

Atletismo | Europeos de múnich

Cacho, ingresado por una encefalitis

Cacho, ingresado por una encefalitis

JUAN GARCÍA

El mediofondista soriano, aunque ya se encuentra fuera de peligro, permanece desde el lunes en una clínica de Castellón

Una encefalitis ha dejado a Fermín Cacho sin ninguna posibilidad de acudir en agosto al Campeonato de Europa de Múnich y le mantiene en observación, aunque ya totalmente fuera de peligro, en el Hospital General de Castellón, en el que ingresó el pasado lunes. Cacho viajó la semana pasada a dicha ciudad, en compañía de su esposa, Susana Barrios, para combinar allí sus entrenamientos con unas minivacaciones.

La encefalitis es una grave enfermedad de la que existen múltiples variantes y que se origina, según los especialistas, cuando se inflama el tejido cerebral. Todavía se están analizando las causas que originaron la enfermedad de Cacho, aunque todo apunta a que se trata de alguna variedad de carácter vírico. El doble medallista olímpico tendrá que permanecer ingresado un tiempo todavía por determinar y tardará un mínimo de cuatro semanas en volver a entrenarse con relativa normalidad.

Cacho comenzó a sentirse indispuesto después de realizar una sesión de carrera continua a primera hora de la mañana del lunes. Tanto el atleta soriano como su esposa achacaron esta indisposición a problemas digestivos o a las altas temperaturas registradas en Castellón. Sin embargo, ya por la tarde, Susana, se asustó al observar que los sudores no desaparecían y que el rostro de su marido era cada vez más pálido. Comenzó a delirar e incluso se vio notablemente alterado su estado mental.

"Temí que algo grave le ocurría porque en aquellos momentos era incapaz de mantener una conversación coherente conmigo", recuerda Susana. Ella misma fue quien le trasladó a toda prisa al Hospital General de Castellón. Al día siguiente llegaron el padre del del atleta, también llamado Fermín, y su entrenador, Enrique Pascual.

"Jefe, qué mal estoy"

Enrique Pascual pudo hablar telefónicamente con su pupilo antes de que ingresara en el hospital: "Susana estaba muy asustada y me llamó. Hablé con él durante casi media hora y observé como iba perdiendo la conciencia progresivamente. Estaba obnubilado y repetía una y otra vez: ‘Jefe, qué mal estoy’. Por suerte, se ha recuperado en un tiempo asombroso y ya está totalmente fuera de peligro".