El canciller alemán Gerard Schröder llegó ayer a Japón para presenciar la final ante Brasil. El jefe del gobierno germano viajó directamente desde Canadá, donde asistió a una reunión del G8, compartiendo avión con el primer ministro japonés, Junichiro Koizumi, un privilegio del que hasta el momento no había gozado ningún político extranjero.

Schröder quiso dejar claro que, pase lo que pase hoy, está muy orgulloso de su selección: "Apuesto por Alemania, pero, aunque no logren el título, los chicos de Rudi son ya héroes por llegar hasta la final del presente Mundial de Corea y Japón. Merecen estar aquí porque el equipo descubrió fuerzas que, aparentemente, no tenía antes de comenzar el torneo y con las que no contaba. Juega de manera compacta, tiene espíritu de equipo y quiere salir bien. Como los demás aficionados, mañana voy a temblar y a cruzar los dedos".

El canciller tiene previsto visitar a los jugadores tras el partido, pero no regresará con ellos a Alemania para no mezclar política y deporte.