Después de unas semanas de guerra larvada en Montjuïc, ayer el conflicto acabó rebasando las fronteras de la contención hasta convertirse en una deflagración. Enterado por un chivatazo de unas declaraciones (en teoría off the record) de Josep Lluís Marcó, director general, a un grupo de periodistas, Juande Ramos explotó en su conferencia de prensa previa al partido con el Recre. Y lo que hasta ese momento era malo, acabó siendo peor. Por la noche, después de una reunión del presidente Dani Sánchez Llibre con sus más fieles, el club decidió suspenderlo. Juande se había colgado la soga al cuello por la mañana. Dolido por las palabras del director general del Espanyol (dejó entrever que el técnico sería cesado, ganase o no el equipo esta tarde), se lanzó al ruedo de los micrófonos dolido y con muchas ganas de desahogarse en público. Y lo que dijo (que la directiva había intentado imponerle cosas fuera de lo deportivo) supuso una auténtica vuelta de tuerca a una situación ya de por sí explosiva.
Engañado. El entrenador manchego aseguró que le engañaron, que no le trajeron lo que le habían prometido. Por contra, Marcó siempre defendió que eso no era cierto, que aportó lo que se le pidió, pero que si el equipo no funcionaba, era culpa del entrenador; que el equipo es el mismo de la temporada pasada, aunque con más nombres. Increíble. Óscar García, Martín Posse y Álex Fernández, tres jugadores que no contaban para Juande, fueron la gota que colmó el vaso. Juande pidió a Marcó que les buscara una salida, mientras que Marcó sostenía que el técnico le solicitó que les diera la baja. Un desajuste con un final sorprendente: la suspensión de Juande Ramos. Moya será quien se siente hoy en el banquillo.
A todas estas, el Recreativo de Lucas Alcaraz llega a verlas venir. Es un invitado a esta guerra y sabe que puede acentuar aún más la crisis de los pericos. Ya se sabe: a río revuelto...
La zaga del Recre respira tranquila al ver que Tamudo no está en la lista, ya que sigue lesionado. Jugará Savo Milosevic, pero en el banquillo esperará Soriano, un chico de 17 años recién hechos y considerado una de las mayores promesas del país.
