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Liga de Campeones | FC Barcelona 3-Newcastle 1

Que se vayan

Ganó el Barça, pero ni así se salvaron Van Gaal y Gaspart del repudio del Camp Nou. Europa va bien, pero no alcanza.

Fabián Ortiz
Actualizado a
<B>ABURRE</b>. El Barcelona logró una insípida victoria frente a un inocente Newcastle. Overmars fue de lo poco salvable en un equipo azulgrana que al menos en Europa sí gana.
alemany / molina

Acaso no ocurrió con la escenografía esperada, pero ocurrió. Veinticuatro horas después del aplazamiento, el césped del Camp Nou parecía una alfombra persa, y así de suaves estaban los ánimos. Hubo pocas pancartas, aunque contundentes: pedían dimisiones y despidos. Sin embargo, el estadio expresó a su manera su descontento con la gestión de Joan Gaspart y Louis van Gaal. Cada vez que el entrenador asomó la cabeza del banquillo, una legión de aficionados le gritó de todo, más que nada "¡vete!" y "¡fuera!", hasta obligarle a volver a esconderse en su refugio. Y Gaspart se salvó del abucheo porque el equipo ganó, pero si tiene ojos y oídos habrá tomado nota de que medio estadio —la otra mitad estaba vacía— no soporta su presencia ni la de su entrenador.

A pesar de la insistencia por parte del club y de sus más fervientes palmeros en apuntar a una supuesta "campaña mediática de Madrid" como causante del cierre del Camp Nou por dos jornadas, el público no mordió el anzuelo: ni la más mínima referencia a la sanción del Comité de Competición. Lo que viene a demostrar que el pueblo culé no sufre de miopía ni es tan fácil de manipular.

En lo futbolístico, pasó lo que tenía que pasar: ganó el Barça, porque entre la falta de calidad de sus jugadores (excepto Solano y Dyer) y la inopia en la que vive su técnico, sir Bobby Robson, el Newcastle tiene cosas de chiste. Sobre todo, su defensa, que no desentonaría con una camiseta azulgrana.

Dani puso enseguida en ventaja al Barça, tras el primer regalo defensivo del equipo inglés. Las lesiones de Reiziger y Cocu aportaron cierta zozobra al fondo blaugrana, donde Christanval y Mendieta (en posición de lateral izquierdo) tardaron un buen rato en tomar contacto con la realidad. Lo aprovecharon Dyer, que entró por la derecha con la facilidad con que cruza el umbral de un pub, Lua Lua y Ameobi. Entre los tres armaron el empate, tras una combinación de siete pases, ante la mirada atónita de la defensa.

Cuando el Camp Nou comenzaba a silbar, Kluivert aprovechó el enésimo desborde de Overmars por la izquierda y marcó el 2-1 para un intermedio apacible. En la reanudación, Lua Lua tuvo el empate en su cabeza y Riquelme (¡sí, Riquelme!) salvó en la línea un testarazo de Ameobi que se colaba. Y entonces llegó el 3-1, cuando Román sacó un córner que peinó Motta y Dyer, sobre la cal, sólo atinó a poner un pie para despejar, cuando el balón ya había traspasado la línea.

¡Gol del Lokomotiv!

Entregado, el Newcastle bajó los brazos, perdió intensidad y quedó a merced de un Barça que, claro, tampoco está para tirar petardos. El partido se volvió soso, porque no apareció Riquelme y desapareció Overmars, y sólo rompieron la monotonía las noticias procedentes del Bernabéu. El público ovacionó los goles del Lokomotiv y abucheó los del Madrid, la verdadera sombra maléfica procedente de la capital de España. Esa sí que es una campaña, y no precisamente mediática. Y es lo que fastidia.

Kluivert marcó su gol 100

Tardó unos cuantos días en quitarse la espina, pero al final lo consiguió. Patrick Kluivert celebró su centenar de goles con el Barça levantándose la camiseta blaugrana para mostrar otra, negra y con un enorme número 100 en blanco. Pese a su rendimiento, Van Gaal busca un goleador.