Su viuda acusa a su abogado, Cabrera Bazán, de haberla "dejado tirada" ante Magistratura

Su viuda acusa a su abogado, Cabrera Bazán, de haberla "dejado tirada" ante Magistratura

Berruezo, que terminó contrato la temporada anterior y jugaba como retenido, estaba negociando su nuevo contrato y cuando falleció todavía no había estampado su firma en el documento de renovación. El Sevilla, que estaba presidido interinamente por Eugenio Montes Cabeza, tuvo el gesto de renovarle el contrato en los términos que Berruezo había exigido. Es decir, tres años y un total de 2.816.520 pesetas. El Sevilla corrió con los gastos del sepelio (94.558 pesetas); la Mutualidad General de Futbolistas indemnizó a la viuda con 200.000 pesetas, más otras 15.000 por el entierro. Al poco, Sevilla y Betis se movilizaron por la causa y ambos equipos se fundieron para disputar un amistoso benéfico para la familia. La selección de Rumanía fue el rival; aquel partido dio un beneficio neto de 1.76.964 pesetas.

En los primeros días de 1976, Manuel Cabrera Bazán, catedrático de Derecho del Trabajo de la Facultad de Derecho de Málaga, presentó, en nombre de Gloria Bernal, una demanda ante la Magistratura de Trabajo número 6 de Sevilla, una reclamación en la que solicitaba una pensión en concepto de orfandad, viudedad y muerte. Gloria estimaba que su marido había fallecido en acto de servicio, por tanto tenía derecho a una paga. Dicha reclamación fue parcialmente estimada y se condenó al Sevilla a pagar 15.300 pesetas mensuales. Pero el club recurrió ante el Supremo, que revocó la decisión de Magistratura. La viuda de Berruezo piensa que perdió el tiempo con Cabrera Bazán: "Él me aseguró que el caso era pan comido. Me dice que perdimos la demanda. Me dice que él no asistió al juicio en Madrid, que había tenido otras cosas más importantes. Por otro lado, yo me entero de todo el asunto por la Prensa. Él me cobró un dinero y no se preocupó para nada del caso. Lo he llamado veinte mil veces. Literalmente me dejó tirada".

Gloria, 30 años después de la muerte de Berruezo, se encuentra en una situación de gran precariedad económica. A sus 52 años, no tiene Seguridad Social, ni pensión, ni trabajo. Pide que el fútbol, "que me quitó a mi marido", le restituya algo, "al menos mi vejez, porque la infancia de mi hijo me la he trabajado yo sola. Porque ando muy mal, y se me debe algo".