El pescador de pulpos

El pescador de pulpos

El hidropedal forjó músculos de ciclista en José Antonio López Gil, que debuta mañana en la Vuelta a Andalucía.

José Antonio López Gil (26 años) llegó al ciclismo tarde y por casualidad. Se dedicaba a pescar pulpos con un hidropedal en San Pedro de Alcántara. Cada día se hacía entre 20 y 30 km pedaleando en el mar. Se ponía a la deriva y lanzaba tres o cuatro maderas con un pez atado como cebo que se deslizaban por el fondo. Esperaba a que lo agarrara un pulpo y, como no sueltan su pieza, sólo tenía que tirar del cordel e izarlo.

"Sacaba unas ocho o diez mil pesetas diarias y, como ganaba dinerillo, me compré una mountain bike", recuerda. Ese fue su cebo. El hidropedal le dejó buenas piernas y como se le daba bien, al año siguiente (1994) se compró una bici de carreras y decidió competir en una prueba de juveniles. "Estaba gordo (pesaba 95 kilos y ahora 79) pero quedé tercero y el director del equipo Campos de Lorca (Málaga) me fichó para su equipo".

Luego vino la mili en la base de Rota (Cádiz), por lo que no se pudo dedicar en serio a la bicicleta hasta 1996. En estas seis últimas temporadas como aficionado ha ganado 76 carreras y nueve vueltas por etapas. Pero ese currículum no le sirvió para pasar a profesional. El hecho determinante fue que hace dos años López Gil se arrimó al equipo ibanesto, concentrado en Estepona, y salió con ellos en los entrenamientos a enseñarles las mejores carreteras. Eusebio Unzué notó sus cualidades y sus ganas de ser ciclista y este año ha conseguido por fin su sueño.