La profesionalidad de Frederic Weis salvó ayer al Unicaja. El pívot galo, que jugó lesionado, rompió un encuentro que el Madrid hizo suyo durante muchos minutos gracias a una defensa zonal que se le atragantó a los malagueños, pero en el que al final volvió a quedarse sin premio.

Ninguno de los dos equipos impuso su ley durante la primera mitad. El inicio del choque estuvo marcado por el duelo anotador entre Okulaja y Alston, y el acierto de Herreros en el tiro. Aun así, los errores en ataque de los dos conjuntos dejaban claro que se trataba del partido de las defensas. La dirección cajista hacía aguas con Bullock. La salida de Carlos Cabezas cambió el ritmo del encuentro en el segundo cuarto. Mejoró la defensa local y Unicaja sumó un parcial de 8-0 de la mano del base marbellí, que recibió una antideportiva que supuso seis puntos de una tacada para su equipo (38-29).

Pero cuando parecía que los malagueños empezaban a abrir brecha, se durmieron en los laureles y el Real Madrid redujo la diferencia antes del descanso a cinco puntos, que pudieron ser menos de no ser por los fallos de Alston en los tiros libres. El descanso le vino mal al Real Madrid, que encajó un 12-2 de salida (54-38). Kornegay empezó a funcionar muy bien en defensa, pero Imbroda reaccionó y puso a su equipo a defender en zona. El resultado fue demoledor: hasta que terminó el tercer parcial, Unicaja sólo anotó tres puntos, hasta el punto de que Mulaomerovic igualó el partido a 57 en la primera jugada del último cuarto. Maljkovic arriesgó con Bullock, que llevaba cuatro faltas, pero la apuesta no le salió. Quien sí rompió el choque fue Weis, que capturó siete rebotes que permitieron a Unicaja masacrar, con cinco triples, desde el perímetro.