Tiempos duros

Tiempos duros

El sábado vuelve la competición, y por ende, el vértigo se apodera de las gentes del Betis. Se anuncia, se viene hablando, de un nuevo Betis modelado por las circunstancias, por las desgracias, por las lesiones. Se habla de un Betis que habrá de ponerse el traje de pana para llegar a la línea de meta en una holgada posición, nada que ver con el sueño de aquellas noches de verano cuando retornaba victorioso tras doblegar al Depor o Barça.

Jugar a lo que no se sabe suele arrojar peores dividendos que ser fiel a una misma línea de trabajo, por mucho que las circunstancias obliguen al cambio. Si al Betis del gusto por el toque y por el juego directo las cosas le van peor, se antoja complicado tomarle el pulso a la metamorfosis propuesta, más bien impuesta, en los apenas diez partidos que quedan para el término de la Liga. Intentar calzarse el disfraz de equipo duro y resolutivo cuando se ha estado presumiendo de todo lo contrario resulta un ejercicio de difícil adaptación, máxime cuando el tiempo apremia y los rivales buscan las femorales helipolitanas a cada domingo.

De aquí a junio, visto lo visto, hay que apretar bastante los dientes. Nos anuncian un fútbol sin concesiones estéticas. Malditas lesiones, maldita planificación.