Athletic, o la fuerza de un sentimiento
El nombre del Athletic, ese mismo que a los seguidores del conjunto de San Mamés les invoca nostalgia, alegría, desesperación en algunos casos y orgullo siempre, está en alza. Se acaba de comprobar en el relámpago del fútbol femenino, que ha entrado en los corazones de miles de seguidores rojiblancos cuando hace apenas un año las mismas jugadoras se encontraban en escenarios paupérrimos, jugando bajo la camiseta de Leioa y con apenas 500 personas presenciando, eso sí, un espectáculo fascinante que muchos descubren ahora. Bien pensado, quizás no sea sólo el nombre, sino la fuerza de ese sentimiento que se le asocia y que ha obrado el milagro de los 60.000 espectadores en dos partidos matutinos, siguiendo las evoluciones de un deporte no hace mucho minoritario. Así se explica un alto porcentaje de esta fabulosa eclosión, pero no es la única razón. El fútbol, entendido como bastión de los entretenimientos del hombre, era un fantasma del pasado, una ilusión que sólo se sustentaba en láminas de tiempos demasiado remotos. Lo cierto es que la incorporación de la mujer a este mundo era una fuerza irreprimible y en San Mamés su presencia hace tiempo que dejó de ser noticia.
El hecho de que se haya dado el salto a los terrenos de juego no es sino la consecuencia natural de esta conquista, refrendada en este caso por el hecho de que el Athletic Femenino juega bien, el fútbol de lujo corre por sus venas y las jugadoras de Juaristi escenifican un gran espectáculo que ha llevado, semana tras semana, a más de 3.000 personas a Lezama.