La década más negra

La década más negra

Se fue Núñez, corrido a gorrazos y empujado por el fisco, y llegó Gaspart. Ese día se abrió un paréntesis en la historia del Barcelona, un paréntesis que se llenará con los diez años más negros para el club. Sume el lector: cinco años de mandato de Gaspart (que al final se han reducido a tres) y cinco del que gane en las urnas en junio próximo, porque el páramo que encontrará no habrá riego que lo convierta en tierra fértil.

Puesto a conseguir el más difícil todavía en su irrefrenable ascensión a las alturas del ego, Enric Reyna anunció ayer la ampliación del contrato de Radomir Antic. Reyna, que el próximo lunes supuestamente dirá adiós en la asamblea extraordinaria, planifica el futuro deportivo del equipo más importante del Barça. Más allá de las pamplinas que explican, que si rescindirlo no costará un euro (increíble) y otras minucias de letra pequeña, la decisión es delirante y éticamente reprobable.

Porque, una vez más, como muchos de sus antecesores, están jugando con el futuro inmediato de la entidad. Porque condicionan la entrada al Barça de la nueva junta directiva, que se encontrará con un marrón nada más cruzar el umbral. Y porque, si se van dentro de una semana, ¿qué les cuesta hacer algo bien, aunque sólo sea cerrar la puerta al salir, con el menor estruendo posible?