Celtic de Glasgow y Oporto disputarán esta noche la final europea más caliente de la historia. Con los termómetros sevillanos próximos a los 40 grados, para los escoceses, sus rivales portugueses han pasado a ser una preocupación secundaria. El calor es agobiante hasta para los que viven en esta ciudad y no resultan extraños los temores del equipo blanquiverde. Paradójicamente, sus más de 40.000 supporters hasta aquí desplazados (la mitad de ellos, sin entrada) se han topado de bruces con un inesperado paraíso. Un paraíso lleno de cerveza bien fresquita y barata, que es la mejor forma que tienen de combatir este madrugador verano.

Celtic y Oporto se estrenan como finalistas de la Copa de la UEFA. En el palmarés de esta competición nunca ha inscrito su nombre un equipo escocés, ni tampoco lo ha hecho uno portugués, aunque el Benfica perdió la del 83 con el Anderlecht y el Dundee United perdió la del 87 con el Goteborg. Lo curioso del caso es que Celtic y Oporto pertenecen a ese privilegiado club de equipos que han ganado al menos una vez la Copa de Europa. Pero hay que retroceder muchos años en el túnel del tiempo. El Celtic se proclamó campeón continental en 1967, cuando derrotó en Lisboa al Inter, y el Oporto lo hizo veinte años después, cuando se impuso al Bayern Múnich en Viena, con aquel inolvidable gol de tacón de Madjer. Son las páginas más brillantes de sus centenarias existencias, aunque conviene no olvidar que el Celtic volvió a jugar la final de la Copa de Europa en 1970, para perderla en la prórroga con el Feyenoord.

Que la Copa de la UEFA sea un torneo devaluado por culpa de la Champions League es algo que no importa en absoluto a las casi 50.000 personas que abarrotarán el estadio de La Cartuja. Es su fiesta y nada se la va a arruinar. ¿Favorito? Ninguno claro, ni siquiera para los bookmakers, aunque la exhibición del Oporto frente al Lazio en las semifinales le coloca ligeramente adelantado en la rampa de lanzamiento. José Mourinho, a quien este título le confirmaría como lo que muchos ya creen que es, es decir, uno de los técnicos europeos con más futuro, no podrá contar con Helder Postiga, expulsado en Roma, pero recupera a Costinha. Martin O’Neill, por su parte, pierde al veterano delantero John Hartson, con una lesión en la espalda, pero mantiene una fe ciega en el goleador sueco Henrik Larsson, Bota de Oro en 2001.