El futuro de Pablo Guiñazú como jugador blanquiazul se complica. El argentino debía llegar en la tarde de ayer a Barcelona y ser presentado hoy mismo, pero tanto el viaje, la operación como las sensaciones del propio futbolista se congelaron ayer. Eduardo López, presidente de Newells Old Boys, uno de los propietarios de sus derechos, fue el causante de que se estancara todo a última hora. López no quiere deshacerse de Guiñazú, todo un internacional argentino, para que se vaya cedido, mucho menos después de haber vendido a Leo Poncio al Zaragoza de Paco Flores por una cantidad nada alta (3,5 millones de euros). De todos modos, todavía no se descarta que Guiñazú aterrice en Montjuïc. La pasada madrugada se celebró una reunión en la sede de la AFA, en Buenos Aires, para tratar de desbloquear el tema. Guiñazú declaró a AS encontrarse "dolido y hundido por todos estos contratiempos. Me siento rehén de una historia que ni me va ni me viene", señaló. Su llegada parece que se complica más que nunca.
