¿Qué tal le sienta ser la nueva incorporación del Espanyol?

Pues estoy fenomenal, muy contento y feliz. Me siento muy optimista por empezar esta nueva etapa en mi carrera deportiva.

Hace tiempo ya se le vinculó con este club. ¿Le da la sensación de que finalmente ha llegado al cabo de la calle?

Fichar por el Espanyol era algo que ya se comentó hace diez años, y también en las últimas tres temporadas. No era ninguna novedad y al final se ha concretado.

¿Padeció mucho la pasada madrugada, cuando su fichaje parecía truncado para siempre en la dura reunión de Montjuïc?

No sufrí demasiado durante la negociación de anoche. Estuve pendiente, pero nada más.

¿Reconoce que su figura puede acarrear un debate social importante entre la afición del club?

Ya estoy aquí. Sé lo que conlleva portar el apellido Cruyff y haber jugado en el Barcelona para los socios del Espanyol, pero yo tengo claro que con mi trabajo debo convencer a todo el mundo. Mi aportación debe servir para que la afición me vea con buenos ojos. Lo voy a dar todo por la camiseta blanquiazul.

Siempre con el nombre de su padre a cuestas...

Llevo siete años jugando fuera del Barcelona y me he acostumbrado a pasar de ello. Soy el primero que rehuye de todo lo demás. Mi objetivo es el fútbol.

¿Qué le ha dicho Johan cuando le ha confirmado que se vestiría de blanquiazul desde hoy mismo?

Mi padre no me ha dicho nada especial y, además, son cuestiones que me las guardo para mí. No es una novedad que el Espanyol se interese por ficharme. Él se alegra por mí y ya sabe que yo daré lo máximo para no defraudar a nadie. A partir de hoy, ese será mi cometido.