Una pena, la verdad

Yo digo | Tomàs Barris

Una pena, la verdad

La sección atlética del Espanyol, que era ejemplar, desapareció por unas miserables y cochinas pesetas. Hubiera bastado con prescindir de un jugador del equipo de fútbol para mantenerla. Estamos hablando de miserias, tampoco era necesario un presupuesto muy elevado, pero no se hizo. Los directivos actuales son unos advenedizos, olvidan la historia muy rápidamente. Deportivamente hablando no saben nada, fútbol y punto. En mi opinión, los mejores corredores de fondo que ha tenido nunca el atletismo en España eran pericos. Es decir, que había unos referentes envidiables. Y se echaron a perder.

El equipo de fútbol se conoce en un ámbito muy reducido: Europa y basta. Yo he estado en Asia, América, África... Y siempre con la camiseta blanquiazul. ¿Quién se ha acordado de eso? Nadie. Así que yo con el club ni cordialidad ni nada. Una anécdota: los primeros años me dieron una especie de abono para ver los partidos. Un día llegué al estadio y le pregunté a la chica que había en taquilla si podía pasar. Me respondió que habían actualizado la lista y que mi nombre ya no figuraba.

El F.C. Barcelona, en cambio, sí que se acordó. Cuando hicieron el aniversario, me invitaron. Hubo un aperitivo, me dieron una medalla... En fin, un detalle, no hace falta más. Fue bonito. Pero el Espanyol, todo lo contrario, tuvo un comportamiento feísimo.