Lamentable capitán

Lamentable capitán

"Cada día me siento más madridista. Cuando jugamos fuera y nos pitan, siento más ganas de luchar y ganar por los madridistas, sobre todo por esos chicos, los Ultrasur, que siempre están a nuestro lado". La parrafada no fue de un merengue acérrimo, sino de Luis Enrique. Lo que demuestra que su gusto por lo ultra no es de ahora. Ni que le cueste cambiarse de chaqueta. En Vitoria, cuando el Barça ganó su última Liga, él y Sergi Barjuán se quitaron la camiseta y apareció pegada a su piel una en la que se leía Barça-Boixos Nois.

Allá cada cual con sus gustos, su ideología y su apuesta personal. Luis Enrique será preso siempre de aquella frase de acendrado madridismo (ver Revista Real Madrid, 1993-1995), y de la que pronunció ayer en el Camp Nou: "Rechazamos los actos violentos, pero no sé si están relacionados con ellos", manifestó refiriéndose a la lucha entre la junta de Joan Laporta y el colectivo ultra barcelonista.

En la historia de ciertos boixos hay de todo: personas en sillas de ruedas tras una paliza e incluso muertos. Uno de ellos, acuchillado a la puerta de un hotel por ser hincha del Espanyol. Frederic Rouquier se llamaba. Tenía 17 años. Luis Enrique debería reflexionar y pedir perdón. Hoy mismo. A las familias de los damnificados, por lo menos.