Control de producción

Control de producción

Ha llamado la atención cómo Bartolomé Cursach casi no se ha perdido un entrenamiento del Mallorca esta semana. El accionista mayoritario del club no sólo controla el trabajo diario en los despachos, sino que también sigue de cerca lo que hace el equipo en la Ciudad Deportiva. Si por un lado Mateo Alemany suspiró tras la ampliación de capital, porque había llevado a buen puerto el loable propósito de que el Mallorca volviera a ser de propiedad insular, vemos que el resultado del cambio también comporta un mayor control de la gestión.

Llegados a este punto, es lógico pensar que cualquier decisión importante en el futuro será tomada por el Consejo de Administración, que se puede reunir en unas horas, sin necesidad de tomar un avión. Las decisiones no deben ser consultadas por teléfono a un propietario que está a 800 km, sino que ya serán los propios consejeros los que asuman la responsabilidad o bien deleguen en el presidente (no creo). Si antes era innecesario consultar a la propiedad para el día a día, tampoco ahora con los propietarios en Palma.