La magia de la Davis

Yo digo | Carmelo Ruiz

La magia de la Davis

Cuando a Dwight F. Davis se le ocurrió la idea de crear una competición tenística por países, a finales del siglo XIX, no era consciente de que estaba cimentando la grandeza y universalidad del deporte de la raqueta. Desde entonces el tenis, tremendamente individualista, es capaz de hacer gozar o sufrir a todo un país. Como va a ocurrir este fin de semana en Málaga.

Más allá de los éxitos individuales de Manuel Santana en los sesenta, en la memoria colectiva perduran las finales en Copa Davis de 1965 y 1967 ante Australia. Las dos se saldaron con derrotas (4-1) pero para el raquítico deporte español de la época fue todo un orgullo que los Santana, Gisbert, Orantes y Arilla se enfrentaran, en las antípodas, a mitos como Emerson, Newcombe, Roche y Stolle. Esa es la magia de la Davis.

España ha crecido social y deportivamente y cumplió su asignatura pendiente en este torneo al ganar la ensaladera de plata en 2000 en Barcelona. Aquello fue todo un hito que está muy cerca de repetirse. Hay materia prima de sobra (Ferrero, Moyá...) y expectación como nunca (14.000 espectadores llenarán la cancha malagueña y se espera una gran audiencia televisiva). Argentina será un obstáculo que servirá de impulso para ganar la final. Sea quien sea el rival. Suiza o Australia.