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Primera | Valladolid 3 - Espanyol 1

Decidió el infantil arranque periquito

Nueve minutos fatales de la zaga catalana facilitaron la tarea local

Tomás Guasch
Actualizado a
<b>POCA TENSIÓN</B>. El Espanyol saltó al campo sin el espíritu necesario para parar al Valladolid.
rubén garcía

Al minuto, Bastía ya evitó el 1-0. A los tres, Zapata le ganó en el salto a Tayfun, que parece incapacitado para evitar absolutamente nada, y abrió el marcador. A los nueve se rió hasta José Zorrilla en su tumba. Jugada de colegio marista. Falta al borde del área. Los párvulos de Primero A, el Espanyol por supuesto, hacen como que ponen la barrera. Pero Jesús, el listo de Primero B, tira y gol. ¡Discutamos después de esto sobre si Clemente pone cinco defensas, cuatro o treinta! Y Makukula no hizo el tercero al rato de milagro. Si el 7-2 del Bernabéu pesaba en el ánimo pucelano, que digo yo sí pesaría, la salida del Espanyol le aligeró varias toneladas. Todo parecido con un equipo de fútbol de Primera División fue mera coincidencia en los periquitos.

Pero después hubo un momento en que pudieron empatar pese a la expulsión de Lopo. Porque el Valladolid es otra banda actualmente. Al minuto de la reanudación, Tamudo falló el empate. Sin llegar demasiado ante Bizarri, el que pareció tener uno más fue el Espanyol, que rondó el segundo ante el nerviosismo de Vázquez, que veía y no creía como su equipo jugaba tan mal. No se ha visto manejar peor una superioridad que al Valladolid de ayer. El tercer gol lo anotó cuando perdió a Torres Gómez, tan rigurosamente expulsado como Lopo. Llegó la decisión a través de un penalti, otra vez de Wome, que sale a penalti por partido. Como le sucediera ante el Villarreal, tampoco el de ayer fue clamoroso. Pero se lo pitaron. Le costaría, pero debería correr con los brazos atados a la espalda. O no tocar al adversario cuando se la gana.

Total, que el Valladolid ganó su partido del miedo y dribla la crisis que le hubiera generado una nueva derrota. El Espanyol sigue sin ganar. Suma dos puntos en cuatro jornadas y el domingo le visita el Málaga de Juande Ramos, que el año pasado entrenaba en Montjuïc y, a estas alturas, había sumado uno. Ha doblado su conquista. Tan cómico como su salida a escena: digna de Torrente III.