El flamenco del área amenaza a los pavones

Harto de meter goles en el filial del Atlético y de esperar una oportunidad en el primer equipo que nunca llegó, una noche Raúl me dijo en El Callejón de Madrid, una tabernita flamenca del centro: "Quillo primo, tengo una oferta del Leganés y estoy pensando buscarme las habichuelas en Segunda. Yo quiero vivir de esto, pero a éste paso se me va a pasar el arroz". Yo le di ánimos, como amigo suyo y seguidor de su fútbol ratonero, y Raúl se enroló en el Leganés.

Allí se topó con Ciriaco Cano que, con un ojo clínico bárbaro, le cerró la puerta en las narices: "Mira chaval, hemos fichado a Iván Pérez y tú aquí no tienes sitio aquí". Mal empezaba la travesía en el desierto. Sin embargo, Raúl, un pícaro del área, pero "más flojo que la chaqueta de un guardia" en sus inicios, recibió "un telefonazo de Lucas Alcaraz". El Recreativo necesitaba un nueve peleón para completar un equipo con un presupuesto más que discreto. En Onuba, con el mar, el calorcito, las gambas, sus discos de El Barrio (grupo al que idolatra) y Jerez y el puchero de su madre a tiro de piedra, Raúl recobró la sonrisa. Eso sí, también dejó de ser un delantero de salón y comenzó a correr más que "el conejito de Duracel", como me dijo un día.

Con la pelota en los pies seguía mostrando la esencia artista de la escuela gaditana, marcada de por vida por la aparición estelar del Paula del fútbol, don Jorge ‘Mágico’ González. Un Maradona desganao. Y con el Recreativo ascendió, tras ganarle en la última jornada a su Xerez Deportivo, con quien se jugaba el billete para la Primera División. Todo le marchaba sobre ruedas en Huelva. Hasta se echó una novia que hoy en día es su mujer.

Debutó en Primera ante el Málaga el 1 de septiembre de 2002. Su primer disparo como delantero de Primera, acabó en gol. Las apreturas del club no permitieron grandes fichajes, pero el Recre se coló en la final de Copa. El partido que se vendió como el duelo entre Molina y Etoo, y lo ganó Samuel. Aquella noche, Raúl me dijo:"Primo, ese tío sí que es un galáctico". Fue un adiós amargo, porque se iba al Espanyol del Sargento Clemente. "Después de Alcaraz, estoy preparado para todo", respondía divertido. Hoy el perico Raúl Molina intentará armar el taco en el Bernabéu. ¿Galácticos? Esos eran Camarón, La Paquera y El Torta. ¿O no, primo?