En la facultad, las últimas filas de la clase siempre han sido patrimonio de repetidores, catedráticos de la noche y demás gente de vida ajetreada que se maneja mejor en los espacios reducidos de la abarrotada cafetería que en los enormes pasillos de las aulas vacías. Y en el fútbol, al menos en este principio de curso, ocurre lo mismo. Si uno mira la clase, en la última fila están sentados Luis Aragonés y Javier Clemente, dos veteranos de guerra con más kilómetros que el baúl de la Piquer. Los dos han sacado cum laude en asignaturas hueso (como la Liga o la permanencia), pero a los dos se les ha atragantado alguna opcional de cursos anteriores. Luis, a quien todos los profesores le parecen pipiolos (lleva 25 temporadas en los banquillos de Primera) se presenta a su novena convocatoria en Riazor para superar el examen del profesor Irureta. En las ocho anteriores salió escaldado (dos empates y seis derrotas). Y esta ocasión tampoco parece invitar al optimismo.
Luis llegó tarde al inicio de curso (en la séptima jornada) y sólo encontró acomodo en la pensión Son Moix, residencia bulliciosa en la que ya había estado hace un par de cursos y en la que ha coincidido con un Erasmus (Bruggink), un puñado de conocidos del colegio mayor Calderón (Colsa, Nagore, Stankovic y Correa) y algún viejo socio de su anterior etapa (Nadal, Olaizola, Etoo...). Con poco tiempo para preparar el examen y el patio revuelto, Aragonés tratará de pasar la prueba ante el profesor Irureta.
Para esta cita, Jabo ha cambiado algún punto del temario. Ahora ha subido el listón del aprobado porque tira la línea del fuera de juego a 20 metros del área. Al examen comparecen también Luque, alumno ejemplar y obediente, que suple al experimentado Fran, que ha pasado con nota los últimos exámenes; y Diego Tristán, que ha hecho los deberes últimamente. Pese a todo, Irureta desconfía de Aragonés porque más sabe el diablo por viejo que por diablo...
Roce de Melo y Amavisca
En el entrenamiento de la mañana de ayer se vivió un desagradable roce dialéctico entre el segundo entrenador de la plantilla, Paco Melo, y el interior zurdo del equipo, José Emilio Amavisca. El detonante fue la señalización de una falta. El jugador no estuvo de acuerdo con lo indicado por el técnico y le recriminó la decisión. Sergio intercedió entre los dos protagonistas y la disputa no pasó a mayores.
500 partidos de local en Riazor y 200 de Valerón
El Deportivo disputará esta noche su partido número 500 en Primera en Riazor. En los 499 que ha jugado hasta el momento, los blanquiazules han cosechado 289 victorias, 128 empates y 82 derrotas. En esos encuentros han logrado 945 goles a favor y han recibido 479 en contra. El primer partido de Liga jugado en Riazor se disputó el 29 de octubre de 1944: 2-3 contra el Valencia. Los coruñeses sólo han jugado un partido fuera de Riazor en Primera; fue a raíz del cierre del estadio blanquiazul, debido a un monedazo a Llonch Andreu tras un Deportivo- Rayo Vallecano. El encuentro de sanción se jugó ante el Atlético de Madrid en San Lázaro. Valerón también disputará su partido 200 en Primera. Ha jugado 36 en el Mallorca, 65 en el Atlético y 98 en el Deportivo, con 21 goles (cuatro de cabeza y tres con disparos desde fuera del área) marcados en 21 encuentros diferentes, 40 asistencias y siete penaltis provocados.
