Con la paso de las eliminatorias, las grandes selecciones comienzan a decir adiós a la competición. Y con ello llegan las retiradas de jugadores míticos como el surafricano Joost van der Westhuizen. Uno de los medio-melés más laureados de la historia del rugby, y la estrella más deslumbrante que ha dado su país en las últimas décadas.
Nacido el 20 de febrero de 1971 en Pretoria, a Joost le descubrieron en un torneo junior organizado por la Coca-Cola. Debutó en 1993 ante Argentina, y dos años después fue un jugador clave para que su país, Suráfrica, lograra la consecución del Mundial ante Nelson Mandela. Un título que sirvió para mostrar al mundo que el apartheid ya estaba superado. Incluido en la lista de los cinco mejores jugadores de Suráfrica en las siete últimas temporadas, Joost ha sido tres veces intervenido de una vieja lesión de rodilla que no acabó nunca de superar. Ha participado en tres Mundiales (1995, 99 y 2003) y entre sus mejores momentos más brillantes se recordarán los tres ensayos que logró en Edimburgo ante Escocia en el 94 o su maravilloso ensayo en Twickenham ante Inglaterra. Su espíritu emprendedor le llevó a probar el rugby Seven, en el que capitaneó a su selección en un par de Mundiales. En el último llegaron a la final, pero Fidji, intratale dominadora de la especialidad les derrotó por 24-21.
Hoy se marcha para disfrutar de más tiempo libre con su mujer y de un buen filete con patatas, su comida preferida. El hombre que levantaba las melés como nadie y el que mejor robaba la línea a las delanteras rivales no volverá a ponerse las botas. Eso sí, su hermano Jan perpetuará la saga Van der Westhuizen. La de Joost, uno de los mejores medio melés que ha tenido el rugby.