En mis tiempos adolescentes, en los que la Quinta del Buitre convertía cada cita en el Bernabéu en un guateque universitario, se valoraba mucho aquello de salvar los puntos de casa. Se conseguía incrementar el famoso miedo escénico (algunos equipos saltaban al césped asustados como un cervatillo delante de un tigre de Bengala) y, además, aliviaba los problemillas que surgían lejos del calor de sus fieles. Digamos que el mítico Bernabéu, desde que Don Santiago lo inaugurase hace 56 años en un partido ante Os Belenenses, es ese aliado perfecto de juergas que nunca te falla en las noches mágicas. Es el hada madrina que arrulla a los jugadores que defienden el escudo del denominado ‘Mejor Club del Siglo XX’.

Por eso me parecen justos (y necesarios) los 100 millones de euros invertidos en adecentar el Santuario. Lo que costaron Zidane y Beckham juntos... Florentino puede estar tranquilo. Es un dinero bien gastado. Los hechos avalan la idoneidad de apostar por esta Magna Obra. El Madrid de Queiroz ha disputado en lo que va de temporada nueve partidos en el Bernabéu: 5 de Liga, 2 de Champions, 1 de Supercopa y 1 amistoso. Ni un empate cedido. Ha sido la crónica de una muerte anunciada para Mallorca (3-0), Betis (2-1), Valladolid (7-2), Racing (3-1), Espanyol (2-1), Athletic (3-0), Marsella (4-2), Partizán (1-0) y River (4-1). Ante el Albacete un objetivo entusiasta: ¡A por la Décima!