Tostón navideño

Insoportable, horroroso, todos los adjetivos despectivos tienen cabida para refl ejar el engendro que ofrecieron el Atlético y Zaragoza. Miedo, errores, desprecio por el buen gusto y el ruego de que para el futuro las dos plantillas se apliquen con más soltura a la profesión de la que viven. El castigo del empate fue la única nota justa para sacar los colores a un bodrio de calibre más que importante. Ninguno de los artistas estuvo afortunado. Se impuso la pizarra del cerocerismo a la osadía de conseguir una victoria que era necesaria.

Zaragoza y Atlético se empeñaron en demostrar al respetable que el descanso navideño no les había cambiado en sus factores más negativos. Flores apostó por el trivote de centrocampistas formado por Ponzio, Generelo y Soriano que era una declaración de principios deque la osadía se había dejado en el vestuario. Manzano sacó a su mejor artillería, aunque Ibagaza seguía teniendo sus luces apagadas. Desde el pitido inicial carrera alocada, mucha entrega y nulas situaciones en la que se expusiera un poco de cordura.

En los primeros cuarenta y cinco minutos salvo un tirito de Paunovic y otro de Savio, el resto fue para olvidar. Es cierto que Láinez estuvo listo para adelantarse a Paunovic y que el Niño envió fuera una pelota franca ante la portería aragonesa, pero era un juego absurdo y sin sentido en la zona central. El Zaragoza tenía más posición de balón, pero eran los rojiblancos los que parecían dar más sensación de peligrosidad. Las defensas, en especial Álvaro y Lequi, se imponían a los delanteros y de esta manera poco que llevarse a la boca. Hasta Puentes Leira dejaba constancia de que es uno de los peores colegiados que anda suelto en Primera. Las bandas eran terreno acotado y los dos porteros tenían una de sus noches más tranquila del año.

Insufrible. Ni con el descanso cambió la decoración. El choque era un atolondramiento de las dos partes en la que se podían ir sumando los errrores en la entrega que sumaban los dos conjuntos. Menos cero futbolístico y los creadores se estaban mereciendo que los Reyes Magos les traigan carbón. Un tostonazo impropio para los sufridos espectadores. Hasta los dos técnicos se apiadaron del respetable y sacaron a Cani, Rodrigo y Jorge por si sonaba la flauta de una ocasión de gol.

El tramo final tampoco tuvo mayor historia. El Niño corría por todos los lados, pero no le llegaba un pase en condiciones. Era la táctica del barullo y procurar aprovechar algún regalo del rival que nunca llegó. La Romareda seguía con la costumbre de este año de no ver acciones de peligro en ninguna de las áreas. Se merecen un premio a la constancia.

El Atlético se acuesta en posiciones de Champions, pero dejando un pésimo sabor de boca en el que ha sido de largo su peor encuentro de toda la campaña. Lo poco a reseñar en su seguridad defensiva. En el Zaragoza sigue su línea de sufrir en su casa. Amarraron un punto, que debe servir más de refl exión que otra cosa. En ocasiones se debe tener más valentía a la hora de buscar el triunfo con un fútbol atacante. Una pena lo que se vio en Zaragoza y el ruego que no se tenga que volver a presenciar algo semejante en lo que queda de temporada.

El detalle: La pelea del palo del córner

Corría el minuto 21 cuando Villa chocó con el palo del córner y lo derribó. Puentes Leira formó un auténtico espectáculo hasta que el jardinero del Zaragoza lo volvió a colocar.