Sólo le queda ser presidente del club

Sólo le queda ser presidente del club

Víctor Muñoz Manrique (Zaragoza, 1957) tiene por delante el mayor reto de su carrera como entrenador: salvar del descenso a Segunda División al equipo donde se hizo futbolista y donde también colgó las botas. Once años después de su segunda salida del club aragonés, Víctor regresa a sus orígenes para sentarse en el banquillo de La Romareda y reanimar a un Zaragoza hundido en la clasificación. Es el único cargo que le quedaba por desempeñar. Fue futbolista de la primera plantilla de 1976 a 1981 y también de marzo a junio de 1991. Y director deportivo durante la temporada 1992-93. Ya sólo le queda ser presidente del club.

El Zaragoza será su quinto destino profesional como entrenador. Su trayectoria comenzó en el Mallorca (1995-96 y 1996-97), y continuó en el Logroñés (1997-98), Lleida (1998-00) y Villarreal (2000-03). En Logroño y en Lleida condujo dos proyectos deportivos limitados por la escasa disponibilidad económica de los clubes. Aún así, logró contruir equipos competitivos en la Segunda División.

El Mallorca y el Villarreal, por contra se sostenían sobre una base mucho más sólida. Gestionó el club balear antes de la irrupción de Héctor Cúper. El pujante Villarreal que ahora entrena Benito Floro es el club en el que mejor pudo plasmar los conocimientos que, además de su etapa como jugador, robusteció con su licenciatura en INEF y su paso por las Ligas italiana e inglesa.

En casa. Ahora llega a casa para rescatar al conjunto aragonés de la zona de descenso y comenzar a moldear ese Zaragoza grande que quiere ver La Romareda, el del fútbol exquisito de Leo Beenhakker o el equilibrado de Víctor Fernández. El Zaragoza del que él no pudo participar como jugador, el Zaragoza que hace una década exhibía clase y talento por España y por Europa: el Zaragoza que todos queremos.