Las posibilidades españolas en el Open de Australia se llaman Juan Carlos Ferrero. El valenciano es el único superviviente de la Armada después de que ayer dijeran adiós
a la competición Rafael Nadal y Albert Costa. Recuperado de sus problemas en la espalda y el codo izquierd, Ferrero se topó con un rival muy incómodo en la tercera ronda. Enfrente tenía al sueco Joachim Johansson, un gigante
de 1,98, que le hizo muy incómodo el partido con unos fortísimos latigazos en el saque (llegó a enviar la pelota a 225 kilómetros por hora) y tardó en coger el ritmo. Pero Ferrero es mucho Ferrero y para ganarle hay que tener juego, no sólo servicio. Fue lo que le pasó a Verkerk en la final de Roland Garros. Al fi nal, la victoria, en cuatro
sets, se decantó de su lado, porque el sueco además de sacar muy fuerte cometió el triple de errores no forzados (52 por 17) de su rival. También hay que destacar
que Ferrero sirve cada vez mejor. No hace gala de la potencia de algunos gigantes del circuito, pero sabe poner la pelota lejos de sus rivales. Ayer consigió 14 aces (19 hizo Johansson) y sólo tres dobles faltas.Ahora en octavos de fi nal se enfrentará al rumano Pavel, con el que ha perdido el único partido que les ha enfrentado. Peor suerte corrió Albert Costa. Hicham Arazi le echó del torneo tras remontar el primer set adverso. El ilerdense se fue del
partido tras perder el tie break en la segunda manga y a partir de entonces pagó su frustración con sus raquetas.
Adiós de un campeón. La otra gran noticia del día para el
tenis español fue la derrota de Rafael Nadal (sí, no me he vuelto loco). El manacorí, de 17 años, fue eliminado del torneo después de ofrecer una extraordinaria resistencia a Lleyton Hewitt, que se vio obligado a sacar lo mejor de su repertorio. Esta derrota debe ser un punto de infl exión en la carrera de Nadal. En la pista central del Melbourne Park lanzó el mensaje de que el futuro inmediato puede ser suyo y así lo entendieron los 15.000 espectadores que llenaban sus gradas y no dudaron en corresponder con aplausos algunos de sus extraordinarios golpes.
Rafa demostró una frialdad impropia de un chaval de 17
años, además de presentar un cañón en su derecha que torturó
a Hewitt. Tras ceder las dos primeras mangas en la muerte súbita, se dejó ir en el tercer set. Era lógico después de tanto esfuerzo sin recompensa. Australia despidió ayer a un campeón, se llama Nadal. Tiempo al tiempo.
Cañas gana en un maratón
El partido del día en el Open de Australia fue el que ganó Guillermo Cañas a Tim Henman por 6-7, 5-7, 7-6, 7-5 y 9-7 en cuatro horas y 51 minutos, casi nada.
